No son pocos los personajes tildados de políticos, dizque demagogos empedernidos, que, disimulando como mejor saben su obvia petulancia por pertenecer a una clase social elitista, se presentan ante la sociedad, a la menor ocasión que encuentran propicia, como héroes, mártires y trabajadores por la causa que dicen representar, sea esta cual sea. No quieren, o quizá sí, pero lo cierto es que nos aseguran, que todo lo hace por altruismo y por el estricto sentido del deber con la patria ¡Son unos patriotas! Y para mayor abundamiento, connotando con sus gestos su sacrificada actitud, se sienten víctimas, personas honradas que han aceptado por propia voluntad inmolarse en aras del deber y de su compromiso con la ciudadanía; tanto que incluso, dado el caso, estarían dispuestos a entregar hasta la última gota de su sangre.

¡Y por qué no!, también se consideran grandes estadistas en ciernes, desprendidos y generosos, buenos padres de familia, como vocacionales de todos y cada uno de aquellos a los que dicen entender y defender, les acompañen o no como votantes o afiliados, máxime si estos coinciden con los que avalan las excelencias del territorio donde residen o han nacido. Pero de la corrupción de la clase dirigente en la que se encuadran ni una palabra más alta que otra. Porque la causa que les lleva a la batalla política lo es todo; y el altruismo manda en sus corazones, no hay duda, ¡no puede haberla! Sin embargo estos son los que conseguirán la quiebra económica e institucional del Estado poniendo en riesgo el futuro de millones de ciudadanos.

* Licenciado en Derecho