En el siglo XIV Kingsbridge y Shiring eran dos ciudades inglesas que competían entre sí por el mercado del vellón de lana. Kingsbridge quería construir un nuevo puente sobre su río, ancho para que pudieran cruzarse dos carros lo que aumentaría su capacidad de atracción en perjuicio de la de Shiring. Esta nueva infraestructura de comunicación alteraba la capacidad de competir de un territorio contra otro y también la de cooperar entre ellos. Así lo narra Ken Follett en su novela "Un mundo sin fin", continuación de "Los pilares de la Tierra".

Aquellas dos ciudades estuvieron largos años enfrentadas. De un lado, el conde de Shiring y, de otro, el Priorato de Kingsbridge rivalizaban en su propósito de atraer comerciantes a sus respectivas ferias. En este ambiente de rivalidad no quedaba mucho tiempo para pensamientos profundos en una y otra sociedad sino de claras lealtades y enfrentamientos a vida o muerte. En aquel entorno el conde era señor respetado y el prior un Don Nadie.

Traigo a colación este breve relato porque acabo de leer que el AVE desde Granada a Córdoba y viceversa podría estar operativo para la próxima Navidad o para Año Nuevo.

Esta nueva infraestructura de comunicación debería servir para diseñar el plan de cooperación entre las dos capitales de la Andalucía Interior en lugar de lanzar una terrible competencia entre sus ofertas culturales, turísticas y universitarias. El tiempo de conexión probablemente no supere los noventa minutos lo que permitirá una rápida comunicación entre estos dos centros de atracción cultural y turística.

Málaga y Sevilla quieren cooperar en el ámbito de las nuevas tecnologías, dos grandes ciudades que han decidido no guerrear entre ellas de ahora en adelante. Este nuevo enlace ferroviario entre Córdoba y Granada debería alentar la cooperación y la inversión conjunta en nuevas actividades y enfoques.

Kingsbridge no podía prosperar sin un puente más ancho. Sin esa infraestructura no habría comercio y sin comercio no podría pagar impuestos al Rey. Desaparecerían los mercados semanales y el anual del vellón por lo que el diezmo se reduciría notablemente ahora que el Rey necesitaba dinero para financiar la guerra declarada a Francia. El puente se construyó con la colaboración física y monetaria de los vecinos del pueblo, pese a la oposición del conde de Shiring. Esto sucedía de junio a diciembre de 1337.

También de diciembre del 2015 a enero del 2016 se pondrá en marcha el AVE Granada--Córdoba, cuyo trazado ha necesitado más de un quinquenio de ejecución por las dificultades a su paso por Loja, sin conde que se opusiera, y por el largo viaducto del valle de Antequera, sin alguacil o sheriff que lo impidiera, gracias al empeño del Gobierno y a la financiación de europeos y españoles. Es hora de que los ayuntamientos de Córdoba y Granada, de diferente color político, como eran el conde de Shiring y el prior de Kingsbridge, en lugar de obstaculizar e impedir vean en la cooperación una estrategia de mutuas ganancias.

Las dos universidades podrían desarrollar postgrados conjuntamente al facilitarse la conmutación de profesores; los patronatos de la Alhambra y de Medina Azahara deberían diseñar programas culturales conjuntos, aprovechando la rapidez de la cómoda comunicación; las instituciones musicales deberían diseñar circuitos a ofrecer al mundo entero y lanzarse a la nube de modo coordinado; incluso las ferias de Mayo y Corpus podían adecuar sus fechas a fin de no molestarse mutuamente. Si la cooperación se potenciase urgirían que por carretera ambas ciudades quedasen mejor comunicadas.

Kingsbridge, años más tarde, añadió valor al vellón de lana produciendo paños de calidad, porque la lana al peso era negocio al por mayor en tanto que el paño era negocio al detalle, así que los emprendedores abatanaron la lana, la tiñeron de púrpura con extracto de raíz de rubia y luego la tejieron. Es de esperar que los emprendedores de Granada y Córdoba fomenten su cooperación y aprovechen la innovación que representará el AVE.

* Catedrático emérito de la

Universidad de Córdoba