El modelo de trabajo del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic) se está desvelando como una fórmula de éxito, hasta el punto de que cabría desear para Córdoba apoyo y desarrollo de otros centros de investigación que, en ámbitos distintos al sanitario, ligaran el nombre de nuestra tierra a la excelencia. El Imibic, que enfoca su actividad a la consecución de nuevos tratamientos para la mejora de la salud, ha hecho balance del 2014: ha incorporado a 70 nuevos científicos a su plantel, que ya reúne a 470 investigadores, ha aumentado hasta 84 la cifra de ensayos clínicos (+7%) y ha registrado 15 patentes, al tiempo que abría su nueva sede y un espacio en el hospital Reina Sofía dedicado a los ensayos clínicos. Todo ello con un presupuesto de 9,5 millones de euros de los que sus patronos, la Universidad de Córdoba y la Junta de Andalucía, solo han tenido que aportar el 5%. El resto se ha obtenido a través de concursos y de acuerdos con empresas e instituciones. Cabe felicitarse de esta evolución favorable en la corta vida del Imibic, y esperar de sus responsables que mantengan el nivel de calidad que da renombre al instituto, consolidándolo y abriendo un futuro esperanzador en el tratamiento de las enfermedades.