Opinión
De origenes y de extranjeros
No sé por qué pero las elecciones independentistas catalanas y la desaparición del Partido Andalucista (PA, antes PSA, Partido Socialista Andaluz) te retrotrae a aquella época en la que la Meridiana fue una de las avenidas principales del urbanismo barcelonés por la que discurrían los camiones de la Coca-Cola al mando de cordobeses de El Guijo, por ejemplo, antes de que en 1987 un atentado terrorista, también con pretensiones independentistas, la señalara con letras rojas de sangre como el escenario de la muerte de 21 personas en los almacenes Hipercor, y antes de servir de espacio democrático de las pacíficas diadas, cuando además la Diagonal y el Paralelo eran nomenclatura básica de los paletos andaluces, que celebraban la Feria de Sevilla en Santa Coloma de Gramanet y en el Parlament catalán, tras las elecciones de 1980, sentaron al andalucista maleno Francisco Hidalgo (con dos escaños y 71.841 votos), que de Posadas fue a buscarse la vida a Cornellá de Llobregat. Era la convivencia del ser humano: unos, prestando tierra y trabajo a quienes apenas poseían algo, y otros, poniendo su mano de obra para construir un proyecto de vida en común que incluyera a sus hijos. Una época en la que Oriol Junqueras no había escuchado aún los cuentos de la independencia que le contaba su abuelo porque no tenía edad y muchos andaluces ya sabían de lo duro de la existencia en tierra extraña, como ahora les ocurre a los refugiados que desde la bella Siria buscan redención en la casi descreída Europa. No sé por qué pero oyes hablar de las ansias de independencia catalana y piensas que algo no ha debido funcionar bien como para que aquellos catalanes que enseñaron los beneficios de la barrecha y el carajillo a los operarios andaluces que oían Radio-Tele-Taxi del jarote de Villanueva de Córdoba Justo Molinero ahora hayan puesto la primera marcha, se hayan colocado las anteojeras y no quieran ver más allá de su sentimiento identitario, como si fuera una proeza del nacionalismo exclusivista nacer en un determinado lugar cuando el protagonismo es solo achacable al azar. En los orígenes, cuando desde Andalucía a Cataluña íbamos en autobús, existía el PSA, que estos días ha muerto, y CiU, dos partidos que ahora se han divorciado. Desde los orígenes, y todavía, llamo a mi hermana a Santa Coloma de Gramanet, y a mi cuñado y a mis sobrinos, y pago llamada nacional. Este verano mi compañía de teléfonos me ha cobrado 87 euros más por llamar desde el extranjero a mi suegra y a mi hija cuatro veces. ¿Convertirán Mas y Junqueras a mi familia catalana en extranjeros?
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