Opinión

La lucha contra la pobreza

¿Cuál es el problema político más importante en este año 2015? La pregunta tiene dos mil respuestas. Depende de cómo se la interprete. El más importante para quién, para los españoles, para los rumanos, o para los sirios; para la clase política, o para el hombre corriente que anda por la calle; para los obispos o para las feministas; para los inversionistas en Bolsa, o para los campesinos de Nicaragua. Evidentemente cada uno de estos colectivos dará una respuesta diferente a la misma pregunta. Podríamos dar una respuesta general examinando las noticias, las opiniones que más se repiten en los medios de comunicación social. ¿Qué tipo de noticias han ocupado las portadas de los medios de comunicación durante los seis últimos meses? Han sido noticias de tipo económico--financiero, acuerdos y disensiones entre los partidos políticos, y asuntos relacionados con la violencia (sean guerras, terrorismo o delincuencia). Digamos, pues, que estos son los temas que ocupan nuestra mente y nuestro espíritu.

Concentrándonos en los temas económico--financieros ¿cuáles son los temas que se tocan con más frecuencia? Los relacionados con las inversiones creadoras de puestos de trabajo, las ganancias, el crecimiento y desarrollo de las empresas, o los fraudes y estafas protagonizados por los gestores de esas empresas, o por los políticos. En definitiva ¿qué es lo que nos preocupa más que todo? La creación de riqueza, el crecimiento, la prosperidad; o los abusos delictivos que se cometen en la prosecución de la riqueza, el crecimiento y la prosperidad.

Me atrevo a decir, aun a riesgo de quedarme solo, que estamos equivocados. Que en este año 2015, este no es el problema. Si estuviera en mi mano poder hacerlo, quisiera llevar al convencimiento de políticos, de universitarios, de ingenieros, de informáticos, de sindicalistas y de clérigos, en definitiva al convencimiento de todo el mundo, que el problema más importante de nuestra generación no es ver la forma de aumentar la prosperidad, sino el luchar contra la pobreza. La razón de ello es que lo que está buscando hoy la inmensa mayoría de la humanidad no es cómo tener más, sino cómo tener algo.

Siendo esto así, pienso que estamos avanzado por un camino equivocado. Hemos delegado el esfuerzo de luchar contra la pobreza en manos de las ONG's. Ahí tenemos grupos de jóvenes idealistas, de profesionales generosos, que acuden a ayudar a los emigrantes de Siria, a la reconstrucción de Haití, a atender a los contagiados por el ébola. Se les financia con subvenciones públicas o con donativos privados, y ellos hacen su noble labor. Ello está bien, y merece todo el respeto y estima del mundo. Cuando alguien hace una noble acción es preciso reconocerlo.

Sin embargo, por este camino, pasarán 50 años, pasará nuestra generación, y la pobreza seguirá acosando a la inmensa mayoría de la humanidad. La cooperación alivia algunas consecuencias de la pobreza a algunas personas en algunos sitios. No elimina la pobreza. Es preciso pasar de la cooperación a la acción política. La limosna, el donativo y socorro al necesitado se inventó hace mucho tiempo. Personas generosas, como hoy los cooperantes, construyeron y mantuvieron hospitales y orfanatos desde muy antiguo. Pero no se acabó de resolver el problema hasta que se inventó la Seguridad Social. La Seguridad Social puede que haga lo mismo que en su tiempo hizo San Juan de Dios, pero no responde ya a una motivación de misericordia con el necesitado, responde a una decisión política de los poderes públicos. Hasta ahora lo que hemos conseguido es que los poderes públicos destinen una porción mínima de su presupuesto a la cooperación. No se ve que la lucha contra la pobreza mundial ocupe un lugar preferente en las decisiones de los poderes públicos, por delante del control de la inflación, el equilibrio de las tasas de cambio, o el crecimiento del Producto Interior Bruto. Esperamos un amanecer, cuando en los programas de los partidos políticos, en el horizonte de las decisiones políticas de los poderes públicos, aparezca la lucha contra la pobreza a nivel mundial como objetivo dominante.

* Profesor jesuita

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