Opinión

ANTONIO CARLOS Zurita Contreras

Libertad, igualdad, fraternidad

"Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948)

Con este titular y esta entrada puede que el resto de las líneas de este artículo sobren, pero aprovecho la oportunidad para apelar a ese ADN de humanidad que llevamos dentro en un momento que es más que dramático en el mundo y en nuestro cotidiano.

Si aquel día no faltamos a clase, vete tu a saber, en la escuela en el bachiller o en la facultad en mi caso (con Desiderio Vaquerizo y Alberto M. Almansa de compañeros, entre otros), nuestros profes nos enseñaron que hubo una revolución francesa allá por 1789-90, el inicio de las revoluciones modernas, que hubo más a lo largo dela primera mitad del siglo XIX, y que fue el inicio de lo que después se llamó la "primavera de los pueblos" allá por 1848.

Desde 1789, para hacer la historia corta, venía tomando cuerpo un lema nacido de las revueltas que hablaba de "libertad, igualdad y fraternidad". Un lema "europeo" que ha transcendido a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, recogido en su artículo 1.

Todas las revoluciones surgen de las crisis, de estados de presión extrema, cuando el derecho a la vida digna, el primero, está en juego.

En mi último artículo del mes pasado hablaba de las "serpientes de verano" sin trabajo, de un mes de julio en el que la actualidad no daba espacio a las noticias del corazón ni a culebrones. El peso del drama de la actualidad violenta se ha multiplicado en agosto, aún más caliente.

¿Qué está pasando?

Lejos, en Grecia, de los 23.000 millones del primer tramo del rescate-saqueo, más de 21.000 van dedicados a pagar a bancos créditos e intereses.

Con el fondo de privatizaciones, cuya gestión se pone en manos ajenas a Grecia, catorce aeropuertos regionales han pasado ya a poder de una empresa alemana, Fraport. La punta de un iceberg. Te presto para que me pagues pero, además, dame las llaves de tu casa y de tu vida.

Cerca, 600.000 procesos de desahucios de viviendas se han producido en lo que va de crisis en España. Estamos hablando de más de un millón de españoles. En muchos casos los abuelos, con su manto fraternal, asumen la tarea de dar cobijo a la prole. Pero ya se oyen más que rumores de que el fondo de pensiones esta sirviendo para que paguemos las deudas de una gran banca privada que vuelve a alardear de beneficios. En breve habrá sorpresas.

Lejos, millones de vecinos de la ribera del "Mare Nostrum" huyen de sus casas por guerras que, no nos equivoquemos, han sido provocadas por la torpeza voracidad de occidente y por ideologías fundamentalistas. De ellos algunos miles se hunden, se asfixian o se estampan en los alambres de espino. A la par, nuestros jóvenes, y no tan jóvenes, buscan empleo en el centro de Europa en América Latina, en el norte de Marruecos... o en Laponia, Sí, en Laponia, recogiendo nieve.

Cerca, niños acompañan a sus madres como víctimas de la violencia machista, en una estadística que este año con toda seguridad va a superar al anterior. O mentes llenas de aserrín incendiable tatúan a sangre cruces gamadas en un joven de 17 años. Incluso llaman a las cruzadas medievales.

Este verano recordaba la revolución francesa y a Juan Tocino (nuestro héroe en el "motín del hambre" en la Córdoba del siglo XVII). Hablando de libertad, igualdad y fraternidad, o de pan, techo y trabajo. Y en el camino aparecía el despeinado Einstein y su teoría de la relatividad.

Tan lejos y tan cerca, en el tiempo y en el espacio. Apelo a la memoria de los abuelos y su visión honda y larga de la vida para pedirles opinión. Convencido de que uno de los valores que más estiman es el de la paz y la seguridad, les pregunto: ¿dónde esta la paz en este momento? ¿Qué o quien está provocando la inseguridad de nuestro cotidiano? ¿Cómo y por qué lucharon cuando les tocó defender o conquistar derechos? Hablen y sus nietos se lo agradecerán. Y no olvidemos como decía el poeta alemán Bertolt Brecht: "entre los vencidos el pueblo llano pasaba hambre, entre los vencedores el pueblo llano la pasó también".

Cuando una barca se hunde, no se hunde de un solo lado.

Con toda la fraternidad del mundo dispuesta a parar esta locura, recuperemos el espíritu de la primavera de los pueblos.

* Experto en cooperación y relaciones internacionales

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