Después del, oprobioso y lamentabilísimo, incidente acaecido, en el Campo Nuevo del Club de Fútbol Barcelona, durante la final de la Copa del Rey 2015, cuando se pitó y se hizo burla monumental tanto del himno nacional como de la presencia del titular de la máxima magistratura del Estado, connotado el trance por la sonrisita sardónica, añadida del gesto de satisfacción, del presidente de la Generalidad catalana que acompañaba, sin que inmediatamente después se produjera por lo acontecido contundente y derivada reacción gubernamental alguna, viene ahora el citado representante institucional catalán, cuya saga, historial, talante e impronta personal y política son archiconocidos, tras deambular de fracaso en fracaso, capitaneando y personalizando la fractura social en esa CA, para mostrar en el Palacio de la Zarzuela, con atrevida insolencia, ante el Jefe del Estado, su proyecto de golpe anticonstitucional, sosteniendo el burdo proceso secesionista de la región. Todo ello en contra del más simple sentido común, social, económico, político, cultural, europeo e internacional que afectaría de lleno tanto a los intereses de los ciudadanos catalanes como al resto de España, teniendo en cuenta que a tales efectos el Gobierno, hasta el día de hoy, se ha situado no sólo al pairo en esa absurda tempestad sino siempre por detrás de lo que, y no desde ayer, estaba sucediendo, optando, en todo caso, por la mera estrategia legal, aun sabiendo por dónde allí se pasan las resoluciones judiciales, descuidando las acciones políticas.

* Doctor ingeniero agrónomo.

Licenciado en Derecho