Hay un grito larvado en el vacío, una fabulación de tiempo líquido en la imagen porosa del Congreso comido por la selva y el olvido. Se la debemos al artista cordobés Manuel Castillero Ramírez, premio de pintura Figurativas'15 de la Fundación de las Artes y los Artistas del Museo Europeo de Arte Moderno de Barcelona. El título del cuadro es su mejor definición: El día en que el silencio reinó en el Congreso . Es una estampa icónica, con el futuro revelado como un presente continuo desde la actualidad. Porque nos encontramos ante el Congreso de los Diputados; pero no como podemos verlo ahora, sino con el techo caído y la luz natural iluminando unos cuantos escaños solitarios, cubiertos por las hojas del ramaje crecido desde el suelo levantado y anárquico, con las estructuras precipitadas sobre las bancadas y el mismo aspecto de derrumbe de algunos cines abandonados, fotografiados hoy, con las butacas plegadas y cubiertas por una capa de polvo ceniciento, junto a viejos carteles de películas estrenadas hace cincuenta años. ¿Se convertirá en eso nuestra democracia? Sic transit gloria mundi --Así pasa la gloria del mundo--, puede leerse en un grafiti del hemiciclo. Fragilidad del mundo, sí, pero también de la cultura y nuestra convivencia. Realismo trascendido en una estampa que recuerda a La fuga de Logan , con el Capitolio reducido a una escalinata conquistada por la naturaleza exuberante, o a aquella Estatua de la Libertad herrumbrosa sepultada por la arena de la playa en El planeta de los simios . Estamos ante un cuadro oscuro y deslumbrante, como el recuerdo de lo que seremos.

* Escritor