El actual gobierno del Ayuntamiento de Madrid puso en marcha la semana pasada una página web llamada MadridVO para publicar "rectificaciones y matizaciones sobre noticias aparecidas en medios de comunicación". Una decisión "creativa e interesante", según la alcaldesa, Manuela Carmena.

Una semana más tarde, la polémica en torno a la web se ha convertido en un asunto político de tal magnitud que el debate definitivo sobre su destino se ha trasladado a septiembre según votó el pleno municipal en su sesión de ayer.

Este caso refleja perfectamente el mal uso de la comunicación y la confusión en torno a lo que significa y supone. Y nada de ello tiene que ver con la tecnología, los nuevos canales y herramientas digitales o la recomposición de las audiencias. Menos aún con la libertad de expresión, terreno al que se ha llevado este asunto desde el periodismo militante, en las trincheras habituales. Es, simplemente y esta vez sí, un problema de comunicación.

Soy de los que piensan que es un error de libro que un organismo oficial, o privado, cree un canal público para hacer cosas como rectificar, matizar o desmentir informaciones publicadas. Siempre habrá discrepancias en algún momento, o para algunos a menudo, con lo que se publica. Siempre habrá ejemplos de informaciones incorrectas, por mala contextualización, por falta de precisión, por mala redacción y así (en esta enumeración técnica no tienen nada que ver las posiciones políticas y o las orientaciones editoriales). Siempre habrá errores, sí, pero son subsanables a través de un largo recorrido que se inicia con las aclaraciones, continúa con el derecho de rectificación y acaba, en los casos realmente graves, en los tribunales, que para eso están.

La cuestión es otra y la posición es otra. Como profesional de la comunicación estratégica y corporativa, me hago unas cuantas preguntas en casos como este, que, en dimensiones muy distintas, y ahora aún más complejas y exigentes con la existencia de los medios sociales, son bastante más frecuentes de lo que parece.

Desde el organismo o institución que habla: ¿Se ha dicho lo que se quería decir? ¿Lo que se dice concuerda con lo que se hace? ¿Las palabras, los discursos, las normas de conducta, responden a los hechos, a los comportamientos, a las actitudes de las que se presume?

Desde hace ya mucho, existen las webs que recogen las informaciones oficiales (notas de prensa, comunicados, posicionamientos, análisis, datos y documentación, etc, etc, etc.) accesibles y consultables para todo el mundo. Cualquier "manipulación", en cualquier medio o canal, tiene ahí sus respuestas.

Otra cosa son las discrepancias políticas, corporativas o de cualquier otra naturaleza y la relación con los medios, afines o no. Pero de eso no va MadridVO . Creo.

* Periodista