No hace falta decir que lo pienso con todo el dolor del mundo: los cordobeses, en líneas muy generales, no queremos a Córdoba. Se nos puede llenar la boca de tópicos, pero no hay un proyecto común que nos ilusione, que nos haga ciudad, piña. Y cuando alguien lo intenta, en aras de la perfección o de pequeños intereses, se ataca la idea. ¡Si hasta el gran símbolo de los cordobeses, nuestra Mezquita-Catedral, se ha convertido en caballo de batalla de división! Todos hacen llamadas a la unión en torno al monumento, pero a la unión en sus respectivos campos.

Digo esto porque hay otro símbolo histórico de Córdoba, el Camino Mozárabe, el primero que llevó masivamente a peregrinos a Santiago, que podría servir de aglutinador para reivindicar nuestro patrimonio, historia y espiritualidad, menos conocido que el Camino Francés pero, para mí y sin querer comparar, con mucho más peso que otros del Norte que recientemente han sido reconocidos como Patrimonio Mundial por la Unesco. Claro: los del Norte se han movido . Nosotros, pese al esfuerzo de la asociación cordobesa jacobea, no.

De hecho, parece que tienen que venir otros de fuera para defender lo nuestro, como ocurre con la carta de Eligio Rivas desde Orense para que se preserve el nombre de "Camino Mozárabe", donde cita a Córdoba recordando su papel histórico (está en un gallego pero muy comprensible y adjunto el documento en la edición web. No tiene desperdicio). Más ejemplos de esfuerzos foráneos son los de la federación del Camino Mozárabe o el de asociaciones como Santiago-Córdoba desde Suiza.

Y es que, en general, nos hemos acostumbrado a que desde fuera reivindiquen más nuestro legado histórico, cultural y espiritual que nosotros mismos. Vean los ejemplos de Roger Garaudy con su Fundación de las Tres Culturas o, el lunes mismo, Ramin Jahanbegloo como creador del Paradigma Córdoba como modelo de concordia universal.

Pero volviendo al Camino Mozárabe, qué quieren que les diga. Es el más antiguo junto al Camino Primitivo y, para mí, el más variopinto y bonito. "¿Dónde está en mi niño lo feo, que no lo veo?" dice el refrán castellano.

Así, solo me queda nombrar a dos cordobeses: Chema Moyano y Pepe Cuevas. Que no sé si son creyentes ni me importa. Pero sí sé que creen en Córdoba y en el espíritu de esta ciudad, tan repleta por otra parte de ingratitud. Dos cordobeses que aman Córdoba, ya conocían el Camino Mozárabe y que ahora marchan a Santiago. "Bon camiño".