Me refiero al holandés, Jeroen Dijssembloen, reelegido presidente del Eurogrupo. Al contrario que el capitán de aquel barco holandés navegando errante sin rumbo según cuenta la leyenda, este político de apellido tan difícil de pronunciar ha actuado con un rumbo claro para que Grecia no abandonase el euro. Desde hace tiempo lo vi como repetidor en su cargo. No soy ni zahorí ni profeta, es mucho más simple. Sigo el tema UE- Grecia a través de las cadenas --públicas de verdad-- ZDF y ARD alemanas. Sus noticieros y sus programas especiales casi a diario reflejan con objetividad y verdadera profesionalidad lo qué pasa en Bruselas y en Grecia sin escatimar viñetas en los diarios griegos, de la señora Merkel a lo nazi. El señor Jeroen ha sido uno de los protagonistas. Hablaba en inglés o en alemán con los/as periodistas de aquellas cadenas. Pronto percibí lo que iba a ocurrir, con el añadido psicológico de que sobre España pende un émulo de Tsipras y sabe Dios lo que ocurrirá en las próximas elecciones. Dicho todo esto compruebo una vez más que el partidismo influye en los análisis en clave electoral de la derrota de Guindos. En el tono se le notaba alborozo a mas de un comentarista radiofónico, aunque maquillado con la critica al Gobierno por su optimismo de hace unos meses y eso es cierto. No son conscientes de que tener un puesto en Bruselas nos vale como españoles. Nos valió con Solana y Almunia al margen de siglas. Al ex ministro Arias Cañete no le votaron los eurodiputados de la oposición. Creían estar en las Cortes y no en el Parlamento Europeo.

* Periodista