Un gusto encontrarte ante la televisión y descubrir, aunque a horas bastante imposibles, un programa dedicado a un escritor, Claudio Magris, y su obra Microcosmos . Durante su intervención inicial, el autor habla sobre derecho y literatura. De la dureza con la que se aplican a veces determinadas leyes y de su necesidad, aunque incidiendo en celebrar los valores fríos de la democracia frente a los valores calientes de la literatura. Mostrar, en definitiva, que sin la existencia de esos valores fríos no habría manera de practicar los otros, los que son más cálidos y forman parte de la esfera de los sentimientos y de lo privado: el amor, la amistad, el erotismo, el arte, la religión. Magris manifiesta un profundo compromiso con la defensa de la laicidad, que nos vacuna contra la apatía y el fanatismo.

Descubro la variedad de asuntos, de enfoques y de tratamientos que caracterizan la obra del autor de A ciegas . Me admira su exhaustiva erudición --que, sin embargo, no se nota nunca--, la fluidez e inteligencia de su exposición y su voluntad decidida de no permanecer al margen del mundo, interviniendo con sus artículos en cualquiera de los debates que afectan a nuestro tiempo. La verdad, o su ocultación --dice--, forma parte de las batallas del poder de un presente donde las distintas tecnologías y los grandes medios ofrecen información inmediata mientras, sin embargo, existe una tremenda ignorancia, porque no sabemos nada de lo que es importante y hay determinadas verdades que solo se llegan a conocer cuando ya no se pueden utilizar. La llamada "desactivación de la verdad".

Insiste el pensador italiano en su planteamiento: "Y, sin embargo, y esto es lo que quería contar en definitiva, sin los valores fríos de las leyes no es posible disfrutar de los valores cálidos del amor y la amistad, de la pasión", y, de inmediato, la elegancia de su palabra va desplazándose por los ámbitos más variados del saber: Novalis, Proust, San Pablo, Lutero, Kafka o Kleist, para retomar, a través de dos personajes clásicos, Antígona y Creonte, su teoría sobre la aridez del derecho, la frialdad de las normas, el prosaísmo de los textos. Frente a todo eso, la riqueza y variedad del pensamiento y la literatura, que sirven para frenar la barbarie y permitir la convivencia. Y concluye citando unas palabras del Quijote que corresponden al episodio de los galeotes: "No es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres".

* Profesor de Literatura