George Lakoff consiguió una amplia celebridad con su libro de 2004 No pienses en un elefante . El texto, convertido en un clásico de la comunicación política, explicaba cómo los republicanos estadounidenses habían conseguido estructurar e identificar su discurso con los valores morales del país dejando a los demócratas sin referentes y obligados a moverse en un discurso que no era el suyo.

Lakoff demostraba la importancia del lenguaje para construir nuevos "marcos de referencia", o nuevos discursos fácilmente reconocibles y de amplia capacidad para ser compartidos, frente a lo que se identifican como ideas caducas o simplemente no creíbles. Quizá por eso, cuando tantas y tantas veces se habla de "problemas de comunicación", habría que preguntarse de dónde parten esos problemas y si, realmente, son de "comunicación", más allá de un concepto genérico tras el que refugiarse según convenga.

Es decir, puede que lo más importante sea preguntarse por el discurso y su validación práctica --por su credibilidad-- a partir de los hechos sobre los que se sustenta, antes que sobre cualquier otra cosa. En otras palabras: ¿el relato es veraz, aceptado y compartido?

El mejor ejemplo de esto en nuestro país, y sostenido en el tiempo, ha sido, sin duda, el del discurso económico. Un discurso complejo y difícil por muchísimas circunstancias, entre otras, por la magnitud y profundidad de la crisis, que más allá de un análisis simplista sobre los ciclos económicos, ha abierto la realidad de unos cambios inapelables de modelo. La contradicción entre la mejora del cuadro macroeconómico, que ha aportado una indudable confianza exterior a la economía española, y la escasa percepción ciudadana, se ha convertido en un obstáculo bastante difícil de salvar a pesar de todo. Aplicando las tesis de Lakoff, el marco de referencia de la mejora económica española no sería creíble porque no acaba de llegar a la sociedad.

En efecto, un vistazo a los indicadores muestra que los primeros meses del año están siendo positivos para la economía: la demanda interna protagoniza un avance vigoroso permitiendo que el crecimiento mire al tres por ciento en los próximos meses. Sin embargo, el marco no cala. Y no lo hace porque el paro no se reduce, como en teoría debería de hacerlo, con este ritmo de crecimiento lo que provoca que los niveles de incertidumbre social sigan siendo muy altos. De hecho, basta ver los informes de Foessa-Cáritas sobre los niveles de pobreza y exclusión social, y los datos actualizados de la organización, para que el contraste del discurso económico sea perfectamente constatable.

Por supuesto que los "problemas de comunicación" no solo tienen que ver con este ejemplo del discurso económico y que los nuevos marcos son mucho más amplios, comenzando por la corrupción percibida como inherente a buena parte de la arquitectura institucional española, lo que es determinante. Sin embargo, la paradoja es que la economía seguirá creciendo con fuerza de aquí a final de año, o de legislatura y el discurso-relato seguirá siendo contradictorio.

* Periodista