Volvemos hoy a recuperar el tono para intentar explicar la importancia de la comprensión y el estudio de la Mitología, siempre en el origen de la humanidad y la literatura. Para la divulgación de la mitología, así como tantas otras ramas del saber, hay un hecho fundamental: la divulgación de la escritura, que no es solo un instrumento de civilización, sino también y sobre todo un nuevo terreno para la discusión y la demostración del saber. La relación entre "mito y literatura" no supone ninguna novedad y ha sido planteada muchas veces. La literatura oral poseía un carácter formulario y repetir los mitos era su función primordial. Las Musas, hijas de Mnemósine, eran los poderes divinos que los poetas invocaban no para que les inspirasen algo nuevo, sino el recuerdo exacto del pasado. Con la aparición y divulgación de la escritura cambia la función del poeta.

Los griegos no tenían una palabra para designar lo que nosotros ahora llamamos "literatura". Las expresiones más cercanas serían paideia, educación, y mousiké, el arte concedido por las musas, que englobaba a la poesía, la música y, por extensión, a la literatura. Pero su literatura estaba muy unida a su mitología, y los mitos a su vez eran literatura, algo que no tiene paralelo en nuestro mundo presente. Hubo filósofos, desde Jenófanes y Heráclito hasta Platón, que protestaron por ese dominio de la enseñanza de los mitos contados por los poetas, pero los mitos siguieron siendo hasta la época helenística el humus en el que se enraizaba toda la gran literatura. Solo la Comedia Nueva y, siglos después, la novela griega aparecen como géneros desprovistos ya de ese arraigo.

El mito, recibido del pasado como un placentero aunque ambiguo legado, es siempre más que una ficción, puesto que habla, en su claro y enigmático idioma propio, de temas que han asediado la imaginación de muchísimos seres humanos desde generaciones remotas. Aunque conviene dejarlo claro: como ocurre con toda verdadera literatura, el mito no aporta soluciones, sino que sirve de mediador en la expresión de los grandes dilemas sociales. Hasta qué punto el mito y la literatura signifiquen para nosotros algo más que un entretenimiento es asunto arduo y en el que no vamos a entrar ahora. Eso dependerá, en gran parte, de la sensibilidad y receptividad imaginativa y vital de cada uno, de nuestra disposición hacia el pasado y nuestra navegación y anclaje en el presente. Lo interesante siempre es esa invitación a la lectura, o relectura, de los viejos y nuevos relatos, de lo que hoy llamamos literatura.

* Profesor de Literatura