Tengo un amigo relojero, joven, recién casados. Acaban de tener un niño precioso. Es autónomo. Trabaja muchísimo. Presta su servicio en varios sitios con un horario de más de diez horas, a costa de su familia y de su descanso. Es un magnífico profesional, atento con el público, desprendido, generoso. Nunca pone mala cara aunque acudamos a él con nimiedades, como que nos ponga el reloj digital en hora, que por supuesto tiene un librito de instrucciones gordísimo, interrumpiendo su tarea sin cobrarnos nada. Todas sus facturas van religiosamente declaradas con el IVA correspondiente, porque su trabajo va tarifado por las empresas para las que trabaja. Pero no le alcanza el sueldo para el fin de mes. No le llega la camisa al cuerpo.

Es posible que en Andalucía no acabemos de tener en cuenta a las personas sobre las que se legisla, de cómo está el nivel de vida, la cesta de la compra. Parece que es más interesante, más bonito, y por supuesto más cómodo, presentar unas leyes que cubran perfectamente las necesidades recaudatorias del Estado, porque es indispensable, que de las arcas del Estado (nuestro dinero), se atiendan la Sanidad, la Educación, las pensiones de jubilación, y tantos otros servicios públicos de los que nos beneficiamos y que nos hacen elevar nuestro bienestar. Pero se hace el traje sin tener en cuenta al que ha de ponérselo, sin contar con el usuario. Por todo ello también hay que comprender que mucha gente tenga que trabajar en estos momentos "fuera de la ley" haciendo trabajos que se cobran en "negro", es decir, sin ninguna clase de facturas. El desempleo, si lo tienen, no les alcanza. Y han de alimentar a sus hijos, a su familia. ¿O no?

Otro tanto puede suceder, pero en otro orden de cosas, en otra escala de valores. Dentro de la cultura religiosa de la que participamos una gran mayoría de los andaluces, debemos acatar, nos hemos de mover acondicionándonos a unas directrices, a una doctrina promulgada por la Iglesia. Desde luego puede pasar, y de hecho pasa, que en muchas circunstancias solo se ha pensado en el traje, no se ha respetado, no se ha tenido en cuenta al ser humano, a lo que cada persona necesita para llegar a su desarrollo integral, a su plenitud. No tendríamos por qué imitar a ningún modelo, a ningún maestro, sino sacar de sí mismo lo mejor, lo más íntimo, que siempre es maravilloso. No hay que hacer un traje talla única. El traje es para la persona, no la persona para el traje, así como la religión es para el hombre, no el hombre para la religión.

Los grandes herejes han sido Copérnico, Galileo, Newton, Servet, Freud, Darwin... Que se enfrentaron a lo establecido, a lo doctrinalmente correcto y a la miopía espiritual de la Iglesia, para contribuir al conocimiento, a la admiración, y al descubrimiento del inefable y grandioso Universo en el que tenemos la suerte de haber nacido.

* Médico y artista.