Todo lo importante que nos sucede en la vida llega en forma de comedia o tragedia, o tragicomedia. La detención durante unas horas de Rodrigo Rato, acusado de fraude fiscal, blanqueo y alzamiento de bienes, acabó siendo una tragedia para él, su familia, amigos y para el PP, y el show de Rodrigo para el público en general: para el que se quedó de piedra y para el que nada sorprendió pues está curado de espantos. Rato llegó a ser la tarde del jueves 16 de abril un protagonista público de tanta solidez como lo fuera Pujol aquella tarde de agosto del 2014 al admitir públicamente que había ocultado al fisco una fortuna durante más de treinta años, o sea que había vivido casi media vida enfrentado a la decencia.

Los dos han escrito un párrafo en el cieno para la posteridad: la derecha de la transición y la restauración democrática resultó ser bien podrida. Pero no solo ella. Montoro tiene preparados, y bien amarrados por sus collares, a más de setecientos "reguladores fiscales" (que maravilloso es nuestro idioma, tiene palabras piadosas para todo) dispuestos a soltarlos al ruedo público para que, de inmediato, la tertulia y el lavadero se encarguen de despedazarlos y, con sus despojos, pringar aún más a toda la España política y profesional. Si es cierto que han sido gentes de poder muy próximos a Rodrigo Rato quienes le han mostrado los barrotes de la cárcel, ¿quién salvará a aquellos que nada tienen que ver con el partido de la gaviota? Las crónicas periodísticas dan testimonio del pánico en el que viven los que se acogieron "de buena fe" a la amnistía fiscal del Gobierno. ¿Sacarán a la luz sus nombres? ¿Se conocerá el monto de la pasta negra que hicieron blanca? La mayoría piensa ahora que Montoro les puso una trampa para osos, y en ella están trincados.

Aunque a estas alturas ¿qué político, banquero o empresario relevantes y conocidos no ha sido salpicado por un tiro de barro? Pocos --salvo algunos dentro del PP y su estela-- creen que de nuevo les salvará de esta incuria última su recurrente "Y tú más". Harían bien en dejar estos episodios en manos de los jueces y pasar página política. El PP precisa de una nueva refundación, o una profunda renovación de banquillo. El resto de las fuerzas políticas lo han hecho. Reparemos solo en el plantel contra el que aspira a competir Rajoy en las generales: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. La experiencia hoyada frente a jóvenes biografías ansiosas de construirse.

* Periodista