Un amigo, residente en Barcelona, nos ha enviado la grabación que circula por Cataluña con el resumen de las intervenciones que, el pasado mes de febrero, tuvieron en el Parlament Jordi Pujol y familia. Al verlas, la primera impresión fue que se trataba de una broma, falsificación y caricatura, montada por actores que, con máscaras de látex, parodiaban al ex honorable y su clan. A ello contribuía el hecho de que JP, aparentemente más alto, muy desmejorado y expresándose de manera cansina, lejos de su flema habitual, parecía otro personaje. Tras negar de forma tajante que su partido cobrase "mordidas", procedió a desvelar, de forma sinuosa, perifrástica, la cuantía de la herencia paterna, escondida durante décadas en Andorra y declarada al fisco en diferido. Sus explicaciones eran, mismamente, el remedo de la señora Cospedal comunicando a la opinión pública el finiquito, también en diferido, que el PP había firmado con el tesorero Bárcenas. Después de Pujol, aparecía doña Marta Ferrusola, esposa del interfecto. Entonces, el esperpento alcanzó la cumbre del más refinado cinismo, al confesar compungida, casi llorosa que, amantes despechadas y gentes envidiosas, estaban destruyendo a sus hijos con acusaciones sin fundamento, que eran un burdo montaje realizado por enemigos políticos. Hasta tal extremo llegaban los infundios que lo más posible sería que las pobres criaturas acabasen en la ruina, sin blanca, con una mano atrás y otra delante. Entonces, tuvimos la impresión de que estábamos en el patio de butacas del gran teatro del mundo, asistiendo a la representación de la segunda parte de Ubu, Presidente , la profética pieza escénica compuesta por Albert Boadella, que disparó el odio de Pujol contra Els Joglars.

* Escritor