Con la clase política que "disfrutamos" la producción de cemento del país, afortunadamente, no se ha venido abajo, y ello a pesar de la crisis económica, en general, y la del sector de la construcción, en particular, instaladas en España desde el segundo semestre del 2007. En efecto, las declaraciones y comportamientos de esa casta evidencian claramente que la mayor parte de sus miembros, y principalmente los más representativos, realizan sus abluciones matutinas con abundante agua cementosa que les endurece la cara (la jeta , en terminología vulgar) y mantienen la demanda de cemento a un nivel suficiente para que el sector haya podido evitar la crisis.

¿Cómo si no hemos de entender las declaraciones que hizo la vicepresidenta del Gobierno, la inefable señora Sáenz de Santamaría, cuando, refiriéndose "excátedra" a un dirigente de Podemos, que había cobrado unos importantes honorarios profesionales, le echaba en cara que, inicialmente, no hubiese tributado por ellos, apostillando que si todos los españoles obrásemos así el Estado no podría mantener los servicios que le son propios? La recuerdo, señora vicepresidenta, levitando en su alocución pública por encima del resto de los mortales.

Señora, ¿cómo hace Ud. esa recriminación pública con la que está cayendo en su partido? En concreto: ¿qué ha pasado con los impuestos que se tenían que haber generado con los pagos en b de las obras de la sede del PP en la calle Génova? Me refiero al IVA, el 21% de la suma opaca total, y al 21% de retenciones IRPF correspondientes a los honorarios profesionales incluidos en esa facturación pagada en b . Y, a mayor abundamiento, siendo Vd. vicepresidenta del Gobierno, que se jacta de colaborar con la justicia y de ser más transparentes que el papel de celofán, ¿cómo permitió que la Agencia Tributaria persistiera en su actitud obstruccionista de no dar la información que le había pedido el juez Ruz respecto al caso que nos ocupa?

Igualmente, a pesar del criterio de la Agencia Tributaria, contenido en reciente informe emitido a petición, también, del juez Ruz, ¿no tendría Vd. que recriminarse a sí misma y a su Gobierno, la ocultación, desde el punto de vista tributario por el Impuesto de Sociedades, de las donaciones no legales (por encima del límite que señala la legislación vigente) que recibió su partido, por ejemplo, en el 2008? Entiendo que ha de ser el juez quien dictamine si tal ocultación y sus correspondientes consecuencias fiscales constituyen un ilícito penal, no teniendo la jurisdicción tributaria competencias a tal efecto, solo la obligación, en su caso, de trasladar los hechos a la jurisdicción judicial oportuna. No obstante, comparar este caso de donaciones con las que se entregan a Cáritas me resulta un chiste de mal gusto pero que al señor Rajoy parece que le hace mucha gracia.

Solo por ello creo, señora vicepresidenta, que Vd. también tiene la costumbre, como tantos colegas de su casta, de abundar en esas abluciones matutinas con agua cementosa a la que me he referido antes.

Sí, "bonita", de lo contrario no habría aparecido en público atacando a Podemos con unos argumentos que, evidentemente, se vuelven contra Vd. en particular y contra su partido en general. Es la eterna contradicción en la que viven Vds. Es obvio que la inmoralidad y la corrupción políticas no ha de ser solo un tema de cantidad. Pero no compare Vd. el ambiente de corrupción en el que lleva instalado su partido desde hace ya muchos años --y otros partidos también-- con la irregularidad fiscal que ha cometido un determinado ciudadano.

Aquí a todos se nos llena la boca con autocalificaciones de demócrata, pero las reacciones que se han producido cuando aparece un partido nuevo, que surge de un movimiento ciudadano masivo y legítimo --el 15M--, que "acongojó" en su momento a la clase política instalada en el sistema, no son las propias de un auténtico demócrata. Las descalificaciones previas han sido de todo tipo y de todos los colores: populistas, transversales, ocultistas, bolivarianos, sin programa, etc., descalificaciones, muchas de ellas, que podrían imputarse a los que las han proferido, incluidas, además, las de mentirosos y tahúres. También se nos llena la boca con la manida frase de "el pueblo es soberano y sabio". Pues bien, si estamos convencidos de ello que sea el pueblo soberano, mediante el correspondiente evento electoral, el que ponga a Podemos --o a cualquier otro partido-- en su sitio. Pero lo cierto es que los partidos políticos siguen viviendo de espalda a la realidad social, convencidos de que el pueblo español es un pueblo manipulable, incapaz de analizar la realidad social en la que vive y, sobre todo, insensible a la alta cota de paro que sufre y al empobrecimiento al que lo ha sometido el Gobierno actual. Tal error de visión, tal alejamiento del ciudadano, espero y deseo que ponga a unos y a otros, en los diferentes eventos electorales que tenemos que "sufrir" este año en el lugar que, por esa miopía política y corrupta, merecen realmente ocupar.

* Economista (felizmente jubilado)