Por el bien de los seres humanos, que estamos en el planeta tierra de forma efímera, necesitamos un cambio que propicie contextos y mensajes que ayuden en nuestro quehacer diario al constructivismo significativo donde los valores sustentados como pilares que soportan nuestras vidas propicien hechos y palabras de aliento, esperanza, futuro, que relajen nuestro estado de ánimo y fortalezcan nuestra convivencia acariciando el estímulo y la comprensión en el pequeño espacio donde nos desenvolvemos.

Es evidente que el mundo no va bien. Las diferentes formas de violencia y los graves desequilibrios sociales ponen de manifiesto que el mal está presente en la sociedad. Este mal es un complejo problema antropológico que solo encuentra auténtica respuesta desde una visión abierta a la trascendencia. La enfermedad, como manifestación de un problema, ocupa cierto lugar en ese "mal" pero no es su explicación. En relación con la crisis actual, podemos metafóricamente hablar de una "sociedad enferma" pero su enfermedad es de tipo moral, es una carencia o una deformación de sus principios y metas. La crisis actual ha puesto de manifiesto estructuras socioeconómicas que se han movido por la mentira, el desmedido afán de lucro, especulación y la más absoluta carencia de sentido solidario. Sin embargo, detrás de esas estructuras hay personas con poderes políticos y económicos que las han creado y personas que han contribuido a su dinámica. Pienso que la actuación de la mayoría de esas personas no es debida a una enfermedad psíquica aunque, quizás sí podríamos decir que ha sido por una "enfermedad carente de valores sólidos y un afán desmedido de lucro".

El concepto de "bienestar" no es fácil de definir pero más difícil aún es lograrlo de forma estable en los tres ámbitos: físico, psíquico y social. Nuestra sociedad es una fuente de estrés, por el ritmo de vida, la presión social y la burocratización, que ha llevado a un aumento de los trastornos de ansiedad y de desigualdad.

Una sociedad es estimulante cuando no tiene factores inductores de ansiedad pero, sobre todo, cuando aporta recursos para promover el equilibrio mental y el bienestar de los seres humanos. Las vías son múltiples, diversas y de una profunda valoración social de la dignidad humana pasando por el derecho al trabajo, la educación en igualdad de oportunidades, la asistencia sanitaria, la apuesta incondicional de las instituciones para crear las condiciones necesarias para conseguirlo, sin promesas no cumplidas que propician el desencanto de miles de ciudadanos y el aliento necesario, por el cuidado del descanso y el tiempo libre, el fomento de la cultura y el deporte, la promoción de las actitudes y actividades solidarias, la protección y el respaldo a la familia y un largo etcétera. La paz no puede alcanzarse a través de la violencia, solo se puede obtener a través del entendimiento, con estímulos que nos permitan seguir construyendo un futuro mejor para todos. Esta es nuestra responsabilidad colectiva y el camino hacia la justicia social.

* Graduado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Máster

Universitario en Salud Laboral y

Prevención de Riesgos Laborales