Por fin ha llegado el momento del juicio ciudadano, el momento de pasarle factura con nuestro voto a esta derecha en al poder que tanto sufrimiento ha causado a la gente. Ha destrozado millones de vidas; ha provocado el doloroso éxodo de nuestra juventud, la mejor preparada de la historia; ha creado unas condiciones laborales humillantes para los que tienen la suerte de encontrar un trabajo; ha hundido en la pobreza sin esperanza a extensas capas de la población; ha causado un enorme destrozo en las conquistas sociales que tanto esfuerzo costó alcanzar.

Durante estos años de su mandato, la desigualdad económica y social ha alcanzado niveles desconocidos en la democracia.

Todo este estropicio hecho en nuestras vidas es de justicia que no quede impune y que empiecen a pagarlo aquí, en Andalucía.

También ha llegado el momento de que los partidos emergentes, especialmente Podemos, surgido como aglutinante del cabreo ciudadano, nos expliquen sus propuestas y cómo piensan llevarlas a cabo. Su estreno en unas elecciones autonómicas les obliga a bajar al terreno de la concreción. La bisoñez de la mayoría de sus componentes en estas lides añade frescura a la política y eso puede resultar positivo o puede que cometan errores de difícil reparación.

Izquierda Unida se enfrenta a uno de los momentos más duros de su recorrido político. Se ha alejado de la calle en el momento más inoportuno y en política, como en todo, los espacios que dejas vacios lo ocupan otros. Cuenta en su haber con que su estreno en tareas de gobierno, sorprendentemente, ha demostrado responsabilidad política.

El Partido Socialista tiene la virtud de interpretar Andalucía como nadie. A esto se añade el acierto de la renovación que ha realizado en sus filas y el momento en que lo ha hecho. Cuenta además con el liderazgo más potente de todos. Todo esto y el hecho de haber parado en lo posible las tropelías que venían del Gobierno de Madrid, le hacen acreedor de que la ciudadanía le otorgue su apoyo en estos tiempos de zozobra.

Eso dicen las encuestas.