Se debe a Oscar Wilde la archiconocida cita que dice: "Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti". Bajo esta premisa, la cuestión es "que hablen de mí, aunque sea mal". Pero no todo vale.

Hemos llegado a un punto en el que todo vale para desprestigiar al personaje de turno y, de paso, debilitar a la institución que representa. Es la estrategia de la infamia. Desprestigiar se ha convertido en un pasatiempo común en determinados medios de comunicación, hostigados por, llamémosle, el politiquillo de turno, que usa al plumilla (lenguaje coloquial) de mamporrero. El rebatir con pruebas lo sesgado del libelo, de poco vale, pues el daño ya está hecho. Y lo saben bien.

Y es que uno de los valores más olvidados y desconocidos en nuestra práctica social, es el del respeto. Siempre que han existido controversias, desacuerdos o polémicas, muchos interlocutores han tenido la tentación de acudir a las descalificaciones y a los ataques personales. Pocos debates políticos, culturales o científicos se han mantenido en el ámbito de las ideas; las más de las veces han recurrido al insulto, a la calumnia o al descrédito del adversario. La dialéctica del odio, la consideración del adversario como un enemigo han prevalecido, y no se han respetado las reglas del juego limpio. Siempre me ha resultado misterioso que para defender las ideas propias haya que ofender al contrincante.

Si bien hoy nuestra Constitución garantiza las libertades para opinar, discrepar y protestar, y la libertad ideológica, la realidad es que se siguen manteniendo muchas zonas en la más densa de las penumbras.

Y, por supuesto, falta respeto en nuestro país y debemos exigirlo, en todos los ámbitos, porque esa falta de respeto es la versión más ácida de la arrogancia de los que tienen poder, político y mediático. Es absolutamente necesario reivindicar el respeto.

Y es que una sociedad que no respeta la libertad y la dignidad de sus miembros, camina con paso seguro hacia el envilecimiento. Quien desprecia la intimidad, desprecia al hombre.

* Presidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO)