pSOCIEDAD

nSe acerca la

Navidad N

***Andrés Noguera Romero

***Córdoba

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Llego, como cada fin de semana, al mundano mundo de la compra alimentaria y tropiezo con las estanterías repletas de objetos de Navidad. Y pienso en el indigente que acabo de ver en la puerta tirado en el sucio suelo, sin piernas y con una bandeja-plato con tres monedas. Pienso, por un momento, en lo bueno y lo malo, lo ruin o maravilloso, que acontece en el mundo, sucede en solo una hora, en un kilómetro a la redonda, en cualquier ciudad. No es necesario viajar a un suburbio de Bombay para descubrir la miseria. En la esquina más elegante de tu barrio hay un hombre arrodillado con los brazos en cruz. Dulce Navidad. Junto al mendigo, unos enamorados se besan apoyados en poste de madera. Entre el mendigo y la pareja de enamorados un caballero honorable es conducido con una correa por su propio perro, un caniche caprichoso que no sabe si mear en el tronco de un árbol canijo o hacerlo sobre las tres monedas que contiene el plato del pordiosero. Por supuesto, el caballero hará lo que el perro le mande. Mientras pienso en ello, y de forma mecánica, voy lanzando productos en el carrito. Dulce Navidad. El pordiosero que pide limosna con los brazos en cruz en la puerta dormirá esa noche bajo un cajero rebosante de dinero en la entrada de un banco; la adolescente que besa a su amigo verá crecer con angustia su barriga pasado mañana; o quizás no. El caniche del caballero ha decidido, por fin, mear en el plato del pordiosero sin más problemas. La gente en la caja, a la hora de pagar, sonríen y hablan de lo cerca que está la Navidad. Parece una abertura bucal forzada.

pLEY DEL ABORTO

nLa diferencia entreunos y otros N

***Miguel Angel Loma Pérez

***Sevilla

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Jesús Cardenal, que fuera fiscal general del Estado durante los gobiernos de Aznar, se pronunciaba en una reciente entrevista muy favorable al derecho a la vida ("si hay algún derecho, es el derecho a la vida, de él derivan todos los demás. Es un bien absoluto"), y también a que se hubiera continuado con la reforma de la ley del aborto del exministro de justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Y hace solo una semana, Gallardón ahora fuera de la actividad política, pero que durante decenios ocupó puestos de altísima influencia y responsabilidad, inauguraba el Congreso de Católicos y Vida Pública con un lacrimógeno alegato contra el aborto. Pero unas y otras palabras chocan con la actitud de ambos cuando tuvieron poder para hacer algo más que bellas declaraciones. Durante sus años de fiscal general, Cardenal mantuvo una silente posición ante las denuncias presentadas por las barbaridades que se hacían en algunos abortorios y sobre el masivo fraude de ley que se dio bajo el supuesto del grave riesgo para la salud psíquica de la embarazada, que acabó disparando las cifras del aborto. Y Gallardón fue el primero que dispensó gratuitamente la píldora del día después en Madrid.