A la noticia de la muerte de José María Manzanares se suma en la misma fecha la de Florencio Casado El Hencho , matador de toros cordobés a quien conocí en la época en el que él cumplía el servicio militar en la cafetería del Gobierno, que no era mal destino.

El Hencho fue un gran torero de los años 60. Los galardones avalan el título que le atribuimos: dos veces por la puerta grande de Las Ventas y una vez por la Puerta del Príncipe, en una corrida de Miura, con Limeño, Palomo Linares y el mayoral del hierro de Zahariche como acompañantes en la salida a hombros. Un doble sueño que muchas grandes figuras del toreo nunca lograron cumplir.

Pero los sueños de Florencio duraban poco. No consiguió romper esa zona media que existía entonces en el toreo compuesta por muy buenos toreros que, sin embargo, no alcanzaban la primera línea. El toreo ha sido siempre un mundo difícil, en el que hay que saber resolver las cosas tanto en el ruedo como en la calle. El Hencho las resolvía mejor en la arena.

El toreo de El Hencho era muy cordobés, serio y sobrio, de mucha quietud y poco repertorio, como siguiendo la estela de Manolete. Le ví torear muhas tardes, siempre valiente --aquellos estatuarios en los medios-- y triunfador; pero de todas esas tardes destaca la de su alternativa, que recibió de Gabriel de la Haba Zurito con Fernando Tortosa como testigo, en la feria de mayo de Córdoba, triunfando los tres espadas; pero Florencio ese día rompió moldes, saliendo a hombros por la puerta de Los Califas con tres orejas y un rabo en el esportón. Ese día bordó el toreo por trincherazos, redondos y naturales, hondo puro, la suerte cargada pierna adelante, la espada certera. La corrida de toros de Gerardo Ortega, por serie y bravísima, no fue fácil. Toros de tres varas arrancándose de largo. Pero El Hencho , inspirado, podía con todo.

La última vez que vi a Florencio fue con motivo del homenaje que la tertulia El Castoreño , presidida entonces por Miguel Molina, rindió a los matadores de toros cordobeses retirados. Asistieron Rafaelito Lagartijo, Chiquilín, José María Montilla, Zurito, El Pireo, El Piri, Fernando Tortosa, Manuel Ridríguez El Barquillero y el propio Florencio, reunidos en un acto brillantísimo comenzado en el Salón Liceo del Real Círculo de la Amistad y concluido en la sede de la Tertulia. En esa jornada, Florencio tuvo ocasión de contar sus vivencias a los asistentes en el magno salón y después, en la sede de la tertulia, convivor con todos y sentirse feliz y realizado junto a sus compañeros. Porque El Hencho fue siempre torero. Torero de arte fatalista, de luces y sombras, de serie negra si se quiere, pero torero de las zapatillas a la montera.

José María Portillo Fabra

Presidente de la tertuliataurina El Castoreño

Córdoba