El Gobierno, en una bella acción de patriotismo y humanidad, trasladó al padre Pajares a casa para curarlo a pesar de que dicha decisión no iba a ser entendida por una mayoría del pueblo español dado el bombardeo de noticias sobre que el Ebola es mortal y altamente contagioso. Confiando en nuestra avanzada sanidad se decidió asumir el riesgo para no abandonar a uno de los mejores hijos de este país. Aplausos por el valor mostrado. Han pasado muchos años desde que murió Miguel Angel Blanco asesinado por ETA y siempre apoyamos a aquel Gobierno que no cedió ante los asesinos. Pero la apuesta por la vida del padre Pajares a mí me ha hecho volver a reflexionar. En aquel tiempo otro virus social mortal secuestró a aquel joven brillante y valiente poniendo fuertes exigencias para no matarlo. Aquel Gobierno pasó la pelota de demasiada responsabilidad a los "malos", que convirtieron a Miguel en un mártir como lo es ya el padre Pajares. Hoy, después del sacrificio gubernamental hecho con Pajares a riesgo de propagar el virus, es decir, la muerte, no entiendo por qué no se cedió más ante los asesinos para salvar la vida de Miguel. No me explico cómo pudimos esperar buena voluntad de los que tantas veces mostraron no tener respeto por la vida, incluida la de niños. El padre Pajares murió y Miguel Angel también, ambos asesinados por unos virus sin sentimientos. Pero creo que los buenos fuimos más buenos con Pajares. Descansen en paz merecida estos dos héroes españoles y que el Ebola mañana mismo duerma como hoy duerme ETA.

* Abogado