Pocas veces un gesto tan banal como dar un mordisco a un plátano se ha convertido en un símbolo, en este caso contra el racismo en el fútbol.

La inesperada e irónica reacción de Dani Alves, anteayer en el estadio del Villarreal, tras que un energúmeno le lanzase una baya --una forma de pretender insultar al jugador por ser de raza negra--, ha generado en las redes sociales un torrente de imitadores a modo de solidaridad con el defensa brasileño. "Armados" con esta fruta futbolistas, artistas, políticos y miles de ciudadanos anónimos de todo el mundo quisieron mostrar a través de las redes sociales su repulsa contra un acto, que mereció, incluso, la reprobación del secretario general de la Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon; una imagen a la que se unió una frase "todos somos macacos" con la que estrellas de la talla del delantero argentino Sergio "Kun" Agüero, el brasileño Neymar o el exmadridista Roberto Carlos, quisieron demostrar que no hay sitio para el racismo en el mundo del fútbol.

Es un buen indicio de que, más allá de la rivalidad que siempre genera la alta competición, los deportistas son plenamente conscientes de que hay líneas rojas que no se pueden traspasar ni aun con la falsa excusa de que la pasión encendida por unos colores comporta a veces excesos de este tipo.

La afición del equipoo castellonense de Villarreal no es precisamente de las más exaltadas de España, pero en un recinto deportivo en el que se reúnen miles de personas basta que una cometa una tropelía como la del domingo para que el baldón afecte a todos aquellos que, testigos directos del suceso, lo contemplan sin reprobarlo. Más tribal y primario aún resulta que quien imita el sonido gutural de un simio para injuriar a un jugador negro encuentre eco rápidamente en otros espectadores, un fenómeno deleznable que se ha producido en los últimos años en casi todos los campos de fútbol españoles.

Por eso hay que reclamar a los clubs que sean inflexibles en la persecución de estas expresiones de xenofobia en las gradas, de la misma forma que deben velar por la seguridad de los espectadores. La legislación española es muy clara al respecto: no solo el artículo 14 de la Constitución establece que nadie puede ser discriminado "por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social", sino que ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, del 2007, especifica claramente las situaciones indeseables y su correspondiente castigo.

El Villarreal Club de Fútbol ha expulsado de por vida al socio que lanzó el plátano a Alves y el Comité de Competición investigará el suceso, pero hará falta una labor sostenida para desterrar el racismo del deporte. Lamentablemente, las políticas punitivas son aún necesarias para que cale por completo el principio de que en este terreno hay que ser intolerantes con los intolerantes.