Al fin ha llegado la esperada exhortación apostólica del Papa Francisco Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio ), sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual. Con esta exhortación, el Papa Francisco se dirige a todos "los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora indicando caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años", (Evangelii gaudium , 1). El Papa ha querido recordar a los cristianos que es hora de iluminar y transformar la sociedad, con la alegría de creer... "no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido la alegría de Cristo" (Evangelii gaudium ,10).

Dirigida a los obispos, a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas a los fieles laicos, la exhortación Evangelii gaudium está dividida en cinco capítulos, titulados: 1. La transformación misionera de la Iglesia; 2. En la crisis del compromiso comunitario; 3. El anuncio del Evangelio; 4. La dimensión social de la evangelización; y 5. Evangelizadores con Espíritu. Basándome en las filtraciones, en concreto en la prensa digital, me voy a centrar en el primer punto sobre "La transformación misionera de la Iglesia". Es claro el seguimiento de Gaudium et Spes y el Concilio Vaticano II, que de una Iglesia que había estado a la defensa de la institución pasa a una Iglesia encarnada en los problemas del mundo, de unos creyentes preocupados de sí mismos a unos creyentes preocupados de la salvación del mundo. El Papa asegura además que la reforma de las estructuras eclesiales deben pasar porque "todas ellas se vuelvan más misioneras (...) que coloque a los pastores en constante actitud de salida". E invita a recuperar "la frescura original del Evangelio", encontrando "nuevos caminos" y "métodos creativos", a "no encerrar a Jesús en nuestros esquemas aburridos" porque "un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora".

El Papa Francisco también critica a los que están ligados a "cierto estilo católico propio del pasado" o a los que tienen "un cuidado ostentoso de la liturgia", sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en las necesidades de la gente. El Papa habla de los que se sienten superiores a otros, de los que buscan la gloria humana y el bienestar personal- que da lugar a "un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar", pero sin preocuparles que el Evangelio "tenga una real inserción en el pueblo fiel de Dios". Así, prosigue el Papa argentino, la vida de la Iglesia "se convierte en una pieza de museo o en un posesión de pocos, bajo ropajes espirituales o pastorales", agrega, "centrados en nosotros mismos escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios". Francisco busca una Iglesia de comunión y servicio frente a una Iglesia jerárquica, según Lumen Gentium , con el protagonismo de los laicos que rompan el excesivo clericalismo paralizante.

* Diplomado en Ciencias Religiosas