La situación por la que atraviesa la Orquesta de Córdoba, la cual ha dado pie a nuestra querida formación musical a comenzar una serie de iniciativas tendentes a que la ciudadanía conozca su problemática y que las instituciones redoblen sus esfuerzos para buscar soluciones adecuadas, bien invita a una reflexión serena y a la vez comprometida.

De entrada, hay que señalar que la orquesta, en tanto ente musical, constituye una de las grandes señas de identidad de la cultura occidental desde hace varios siglos. Sin ella, no disfrutaríamos de toda la genialidad de Mozart, Beethoven o Brahms, ni la ópera se habría configurado desde hace cuatrocientos años como la más sublime expresión del teatro musical. Entre otras cosas; lo que hace que cualquier ciudad que se precie de disfrutar de una vida cultural sana, aspire a contar con una formación de estas características. En muchos países europeos, primero del ámbito germánico y poco después en el resto del continente, esto se entendió hace ya mucho (desde finales del siglo XVIII), generándose una tradición sinfónica que protagoniza la música desde el estilo clásico hasta las más diversas estéticas de nuestro tiempo.

En España, la verdadera eclosión orquestal se produjo en los años ochenta y noventa del pasado siglo, al calor del imparable proceso de descentralización política surgido en la Transición y, sobre todo, al creciente interés de las instituciones públicas y de la sociedad por cuanto tenía que ver con la cultura. Son los años en que surgen numerosos centros de arte contemporáneo, se rehabilitan viejos teatros decimonónicos, se construyen auditorios y se crean muchas orquestas. Fue en dicho contexto cuando nació la Orquesta de Córdoba. Nunca olvidaremos la enorme emoción vivida aquella noche del 29 de octubre de 1992, cuando ofreció su primer concierto. Fue en el Gran Teatro, bajo la batuta de Leo Brouwer y con el inolvidable Rafael Orozco como solista del Emperador beethoveniano.

De entonces a hoy han pasado muchas cosas, pero por encima de todas, en lo que a la música concierne, una muy clara: los cordobeses hemos podido disfrutar de la mejor música con una orquesta de indudable calidad y fuertemente comprometida con la ciudad. Tan es así que nuestra historia musical de estos últimos lustros distaría mucho de ser la que es, de no haber sido por nuestra Orquesta: la ópera, el Festival de la Guitarra, los conciertos didácticos, la difusión de nuevas músicas- Ni el peso de la cultura sería el que hoy es. Por todo ello, ni la ciudad ni la Orquesta se merecen que los avatares de una crisis desgarradora pongan en cuestión el futuro de una benemérita institución.

¿Qué hacer? En primer lugar, corresponde a las administraciones que sustentan el consorcio, Junta y Ayuntamiento, liderar la búsqueda de soluciones. Los recortes presupuestarios son difícilmente asumibles, a pesar de la situación general, máxime cuando ya se han reducido gastos en todo lo susceptible de ser ajustado. Es necesario, pues, garantizar un sostén presupuestario suficiente, garantizando con una financiación que mantenga la estabilidad de la Orquesta y le permita crecer artísticamente. De ahí que el alcalde, José Antonio Nieto, haya indicado públicamente el interés de que Junta y Ayuntamiento vuelvan, de forma corresponsable, al nivel de financiación de ambas administraciones en 2012.

En segundo lugar, hay que incorporar nuevos patronos al consorcio, como de hecho ocurre en otras orquestas. La orquesta debe estar íntimamente vinculada a la provincia, pues es mucho lo que puede aportar al desarrollo de amplios núcleos de población que, por razones geográficas y socioeconómicas, no han podido acceder a un medio de difusión cultural tan potente como es una orquesta. Y en tercer lugar, no puede obviarse la fuerza de lo que habitualmente llamamos sociedad civil: desde las entidades privadas, cuyo mecenazgo en forma de micropatrocinios puede ser muy útil, hasta el propio mundo de la música, cuyo mejor respaldo a la orquesta es participar de sus conciertos, desde la temporada de abono a todo el conjunto de actividades extraordinarias que la orquesta despliega a lo largo del año. Con la aportación de todos, seguro podemos.

* Teniente de Alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba