Rajoy ha pedido a su amigo el ministro del Interior, Fernández Díaz, que le prepare un informe urgente sobre cuchillas, pues quiere saber si las cuchillas cortan. Todo está relacionado con la pretensión del ministro de Interior de coronar la valla metálica que cerca a Melilla con alambradas encastradas de concertinas (nombre técnico de cuchillas) para ahuyentar, o disuadir, los asaltos desesperados de inmigrantes. El ministro Fernández se ha dado gran prisa en concluir el informe requerido por el señor de La Moncloa y, efectivamente, confirma que las cuchillas cortan pero poco o, mejor dicho, solo pueden producir, en casos, heridas leves de poca profundidad, cortes en manos o pies, muslos y pantorrillas, pecho y mejillas; en absoluto causan daños irreversibles y menos aún mortales. Además, ya las puso Zapatero (obvian anotar que las retiró pronto). Y en este punto exacto del camino estamos: esperando que transcurra el largo fin de semana del presidente y llegue el lunes o el martes o .... y acaso lea el informe y diga algo. En el entretanto el debate sobre alambradas como cuchillas sigue su curso. La totalidad de organizaciones humanitarias y hasta la Iglesia! rechazan su implantación por inhumana y cruel. También la oposición política. Pero el Gobierno mantiene el gesto firme. En realidad, el Gobierno en su totalidad ha hecho suya la cara que se le dibuja al ministro Wert cuando los erasmus le tiran huevos desde Bruselas: cera y acero. Ahora que las oleadas de decenas de miles de manifestaciones del 2012 remiten hasta quedarse solo en millares, cuando el desempleado y el empresario se resignan a sobrevivir como jornaleros de los años cincuenta, unos, y ser comerciales de colmados por el mundo los otros, cuando Rubalcaba ya no es el gran demonio Lucifer sino el diablillo cojuelo, la amenaza electoral se llama Rosa Díez y hasta hemos salido de la crisis!, precisamente ahora, le da por la represiva dura y antigua. Porque el ministro Fernández maneja también un borrador de ley de Seguridad Ciudadana que ríete tú de "la patada a la puerta" de Corcuera ( por cierto, qué le ocurre a este hombre que aparece tronante en las tertulias como si fuera el trasunto olvidado del dios de la ira?) y Rajoy anuncia que escriben un decreto para regular la huelga. Todo apunta, pues, a que se pretende extender la valla de Melilla (con o sin cuchillas, ya se verá) por todos los límites exteriores e interiores de España, que en este "país de la alegría" no entrará ni se moverá nadie sin pagar su fielato de cuchilla.

* Periodista