Ha sido un buen Festival. Hay magnitudes que nos lo dicen, como el número de espectadores que aún en tiempos de crisis ha crecido el 14,5% sobre la edición de 2012 (24.638 espectadores), el número de conciertos (25), de cursos (16) y alumnos (255) o el exponencial seguimiento que hemos conseguido en la red. Y, sin embargo, en mi opinión será más recordado por la calidad de los conciertos y artistas, por las emociones. Emociones de ver a nuestros artistas locales, como Javier Riba, Paco Peña, la Orquesta de Córdoba o los jóvenes rockeros sobre el escenario; como ver en simbiosis acordes de Los Beatles en las prodigiosas manos de Al Di Meola; o de apreciar 16 guitarras eléctricas interpretando a Bach o Vivaldi (prodigiosa la interpretación que hizo Sinfonity de "Los Planetas", de Holst), o ver atónitos cómo una viola de gamba se tocaba como si de un guitarra flamenca se tratase para acompañar el cante de Arcángel; prodigiosa la conjunción de Carter con Walter; o escuchar, con la Mezquita al fondo, las cadencias del excepcional blusero Robert Cray. Fado, guitarra portuguesa y guitarra clásica conformaron dos ciclos exquisitos en el Teatro Góngora, donde hubo que ampliar el aforo en varias ocasiones, conciertos para inmensas minorías; las mayorías, las multitudes, las hallamos en los conciertos de Alejandro Sanz y Fito.

Volver a reencontrarnos con las plazas de Córdoba, con la del Potro a la cabeza, también ha sido un acierto. O la exposición procedente de las colecciones de Luís Delgado y Carlos Beceiro que han atraído a más de 3.700 visitantes, casi quintuplicando el número de visitas del pasado año. Y no fue menos emocionante oír al hijo de Narciso Yepes hablar de su padre en las jornadas dedicadas al estudio del insigne guitarrista, jornadas bien coordinadas por el también guitarrista Eugenio Tobalina.

El Festival tiene también una importante dimensión económica y su impacto no es desdeñable; piénsese, por ejemplo, en los casi 300 empleos entre intérpretes, técnicos y trabajadores de servicios; o en el centenar de alumnos de fuera de la ciudad que han necesitado servicios de hospedaje y hostelería, a una media de 3 días/alumno. Un año tendremos que realizar un estudio del impacto económico del Festival, impacto directo e indirecto (han sido centenares las apariciones en medios de comunicación de todo tipo y de todo ámbito geográfico).

Es cierto que estamos satisfechos, permítanme esta pequeña autocomplacencia; breve, eso sí, porque ya trabajamos en la siguiente edición. Como bien ha dicho el presidente del IMAE (Instituto Municipal de Artes Escénicas), Juan Miguel Moreno Calderón, empezamos desde ya a evaluar, reflexionar y ver cómo mejorar el próximo Festival de la Guitarra. La calle y los dos ciclos del Góngora se mantendrán con ligeros cambios; es posible que la obra de encargo pase de un compositor nacional a uno internacional o que, a la inversa, las guitarras rockeras de Schenker pasen a se tañidas por rockeros nacionales; o que las exposiciones de instrumentos de los dos últimos años vuelvan sus miradas a las artes plásticas y de la imagen. Eso sí, la matriz, el núcleo, deberá permanecer intacto: variedad y calidad máxima.

Por último, me gustaría agradecer a todos su participación en el Festival de la Guitarra, especialmente al público; aunque no menos a profesores, alumnos, patrocinadores y colaboradores, empresas y medios de comunicación. Y puesto que empezamos a preparar el Festival de la Guitarra 2014 aprovechar para hacer un llamamiento a instituciones, entidades y empresas locales para que apuesten decididamente por una de las señas culturales más sobresalientes de la ciudad, santo y seña del buen hacer de Córdoba.

¡Nos vemos en julio de 2014!

* Director-gerente del IMAE