Enterados de la pasión futbolística del nuevo Santo Padre, reconocido seguidor del San Lorenzo de Almagro (un club con santoral), el madridismo se frotaba las manos por aquello de la coincidencia de colores blancos con el pontífice y que en el Bernabéu juega Cristiano. Sin embargo, la primera bendición pareció llevársela el Málaga. El salto histórico de los de Pellegrini ("peregrinos", en italiano) en la Champions vino de la mano de (Franc)Isco y de Santacruz.