No entiendo a los italianos, al menos a una buena parte de ellos. Después de tener en el Gobierno durante más de 10 años (en distintas etapas) a un individuo condenado por fraude fiscal y con varios juicios pendientes por corrupción, estafa e inducción a la prostitución de menores, el 29,2% de los ciudadanos sigue pensando que es la mejor opción para dirigir Italia. A Berlusconi le bastó con prometer que iba a devolver parte de los impuestos que los italianos pagaron en el 2012 para que la mayoría de los votantes de centroderecha le votaran.

Y luego está el showman Beppe Grillo con su Movimiento 5 Estrellas, que ha obtenido nada menos que 8,7 millones de votos en los comicios del domingo con una campaña cercana al movimiento de los indignados. Y, aunque medio mundo lo vea como un caso más de populismo, este movimiento también podría representar una esperanza para los movimientos ciudadanos que aspiran a intervenir en la política de su país. Beppe Grillo defiende la democracia directa, el libre acceso a Internet, la ecología y rechaza radicalmente la corrupción. Además, defiende claramente la salida de Italia del euro.

Estos dos señores, junto con el ganador por la mínima de las elecciones, el socialdemócrata Pierluigi Bersani, tienen en sus manos el futuro de Italia y también de Europa. Pero mientras llega o no el gran desastre que los mercados auguran, los partidos políticos españoles deberían ir poniendo sus barbas a remojar, no sea que cualquier día llegue un Pepito Grillo y les mande a... sus casas.