En el mes de septiembre el Gobierno excluyó 417 fármacos de uso masivo de la financiación pública.

Volvemos a ser los jubilados y pensionistas (más de 6 millones por debajo del umbral de la pobreza), los más perjudicados por esta medida dado que muchísimos de estos medicamentos son los más utilizados por nosotros, los mayores.

Pongamos algunos ejemplos: productos tan comunes como el Flumil o Flutox (para el catarro) han subido un 40%; el Daflon (insuficiencia venosa), un 127%; Motosol o Mucosán (jarabes) 184%; Fortasec (antidiarreico), 100%; Passiflorine (tranquilizante), un 98,3% o Almax (protector gástrico) un 30%. Todos ellos de uso muy común entre nuestro colectivo.

Es de vergüenza que Farmaindustria, patronal de los laboratorios, aprovechándose del "medicamentazo", y la ministra Ana Mato después de decir que el Ministerio controlaría los precios de todos los medicamentos que no dispensaba ya la Seguridad Social, hayan permitido esa subida tan exorbitante y no hayan rechazado ninguna.

Decenas de medicinas de las más consumidas han pasado de un precio razonable a uno prohibitivo, si a eso le sumamos el copago farmacéutico que padecemos los pensionistas y jubilados, hacen una vez más que seamos el blanco de todas las injusticias que en esta materia se están haciendo en España.

Ya no podremos tomar Almax en estos tiempos en que más lo necesitamos, porque entre las noticias de fraudes de los políticos, los recortes en sanidad y la no actualización de las pensiones con el IPC real, nos hacen que nuestro estomago necesite de una manera perentoria un protector gástrico.

No nos cabe duda que quieren matarnos y ahorrarse nuestras pensiones. Somos una lacra para ellos.

Germán Toledo Fernández.

Unión de Pensionistas UGT

Córdoba