Repasando el interesante libro El mudéjar en Córdoba (2003), de la profesora María Angeles Jordano Barbudo, le sorprende a uno la importancia cuantitativa que alcanza en nuestra ciudad ese estilo, herencia de los alarifes musulmanes que siguieron trabajando aquí tras la conquista cristiana en 1236 o transmitieron su oficio. Bien visible es su huella en iglesias fernandinas y en actuaciones como la Capilla Real catedralicia, quizás la más brillante manifestación del estilo. Pero también está muy presente en antiguos palacios, aunque algunos sean invisibles por habitarlos monjas de clausura, como Santa Marta o las Capuchinas. ¡Cómo se enriquecería la oferta cultural cordobesa si incorporase al itinerario turístico culto las clausuras de los conventos con los tesoros artísticos que guardan, hoy ocultos a los ojos de propios y extraños! Entre la arquitectura civil que en Córdoba pervive de ese estilo figura la llamada Casa Mudéjar, tantos años ignorada por su situación al fondo de un callejón sin salida por el que nadie transita (la antigua calleja del Tesorero, hoy dedicada a Samuel de los Santos Gener), que tuvo a lo largo del pasado siglo destinos muy diversos. Fue sede del Museo Arqueológico hasta principios de los años sesenta, se la pensó destinar luego al non nato museo de Artes y Costumbres Populares, albergó dependencias administrativas de Cultura, fue oficina y almacén de restos arqueológicos procedentes de Cercadilla, se barajó como posible ampliación (?) de la cercana Facultad de Filosofía y Letras...; muchas cosas y ninguna cuajó. Parecía como si no supieran qué hacer con el edificio, quizás porque su organización interna, suma de cuatro casas de época bajomedieval, lo hacían poco funcional para esos posibles usos. Pero con dinero y arquitectos inteligentes nada es imposible, como se ha demostrado. En 2005 un consorcio formado por el Ayuntamiento de Córdoba, la Junta de Andalucía, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Asuntos Exteriores --siendo su titular Miguel Angel Moratinos, impulsor del proyecto-- acordó la rehabilitación integral del complejo edificio para destinarlo a sede de la Casa Arabe, intervención que llevó a cabo la Gerencia de Urbanismo bajo la dirección de los arquitectos Rosa Lara y Rafael García Castejón.

Hace año y medio, en septiembre de 2011, la Casa Arabe abandonó su domicilio provisional de la calle Martínez Rücker para instalarse en la nueva y flamante sede, desde donde viene irradiando una constante actividad cultural, plasmada en conferencias, debates, exposiciones, proyecciones cinematográficas y otras manifestaciones que, conectando sentimentalmente con el esplendoroso pasado musulmán de Córdoba, propician hoy un marco sosegado para la reflexión y la investigación histórica, fomentada por el Instituto Internacional de Estudios Arabes y del Mundo Musulmán. La primera vez que me asomé a la recuperada Casa Mudéjar me sorprendió la metamorfosis experimentada, pues el triste e inhóspito caserón de antaño se había transformado en un edificio atrayente y acogedor, en el que los elementos mudéjares brillaban con luz propia en conjunción diferenciada con los nuevos materiales empleados para adaptar tan complicado edificio a su nuevo uso cultural. Así que no me ha sorprendido que tan ejemplar intervención haya sido distinguida por el Ministerio de Cultura con el premio "Ciudad Patrimonio de la Humanidad", que nuestro alcalde recibió hace unos días en Madrid de manos del Príncipe de Asturias. Un premio merecido a poco que uno recorra con los ojos bien abiertos el recuperado inmueble, que al fin encontró un tratamiento y contenido acordes con su valor histórico y artístico.

La Casa Mudéjar constituye hoy un buen ejemplo de recuperación del patrimonio olvidado así como de colaboración entre instituciones públicas, tan a menudo enfangadas en estériles confrontaciones que nos aburren. ¡Ay, si todos los proyectos funcionasen aquí con semejante consenso y diligencia! También ha puesto de manifiesto que el Ayuntamiento es continuidad, no patrimonio de un partido, y por eso al alcalde Nieto no le han dolido prendas al reconocer "la magnífica labor del anterior Gobierno municipal" por esta actuación. Ojalá se lograse semejante entendimiento, colaboración y dinero para tantos proyectos de restauración pendientes. Como por ejemplo el antiguo convento de Santa Clara de la calle Rey Heredia, que compendia doce siglos de arquitectura y parece condenado a la ruina.

* Periodista