Esta espantosa y demagógica frase sirve en estos tiempos para apoyar a la familia de un desaparecido, reivindicar la sanidad pública o apoyar campañas benéficas. Y probablemente sea la próxima frase que oigamos en defensa de nuestros patios.

Pero, en honor a la verdad, he de decir, que algunos más que otros. Porque ¿dónde estaban los movimientos a favor de los Patios de Córdoba en los años de sequía cultural y económica? ¿Dónde estaban cuando había que clamar en el desierto de la ignorancia y la desidia de esta ciudad? Pero, sobre todo, lo que más me preocupa es ¿dónde estarán cuando la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad sea ya un bonito recuerdo y no una posible fuente de ingresos?

Sería absurdo, por ejemplo, pensar que la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses desea capitalizar sentimientos que lleva años intentando inculcar a esta ciudad, como son el cariño y el respeto por este patrimonio cultural y arquitectónico. Pero es conveniente saber también que la proliferación de asociaciones y movimientos pseudo-afines, con criterios dispares y objetivos muy diferentes, no beneficia a nadie. La pluralidad es y será siempre bienvenida, pero los intereses ocultos podrían dar al traste con un proyecto largamente anhelado. Por tanto, sean bien recibidos quienes con espíritu constructivo, amplitud de miras y, sobre todo, espíritu de sacrificio, quieren compartir el bello camino que ahora comienza, porque todas las manos son pocas y muchos los tiestos para regar. Antepongamos por una vez los intereses de Córdoba a los propios.

* Presidente de la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses