pCOFRADIAS

nApoyo unánime anuestras hermandades N

***Rafael Ayala Marín

***Córdoba

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Una nueva cuaresma ha llegado y los cofrades ya nos estamos preparando ansiosos para esa semana de Pasión, en la cual reluce más que nunca nuestra "flor primorosa" (Córdoba), al paso de las hermandades y cofradías. Ya huele y sentimos la primavera en el interior del corazón. El perfume plácido del incienso ya lo saboreamos a través de los Vía Crucis, quinarios, triduos, etcétera, además del redoble del tambor, que ya suena en los distintos conciertos programados.

Se lamentaba el buen amigo Francisco Gómez Sanmiguel en unas declaraciones efectuadas, de los pocos estrenos habidos en el año actual en nuestros pasos a consecuencia de la maldita crisis que asolamos, además de puntualizar que lo primordial ahora mismo es atender la labor social (tanta necesidad como existe). Personalmente, estoy completamente de acuerdo con él. Precisamente esa es la principal labor de una cofradía o hermandad.

Bajo mi punto de vista y, si no se puede, me es igual que mis pasos y desfiles procesionales tengan estrenos o no. Yo los seguiré queriendo y disfrutándolos en la calle como el que más. Porque la belleza o el buen gusto no está en ver lucir una imagen con cuarenta o cincuenta estrenos, ni en que una Virgen lleve una corona de oro ni alhajas de alguna clase. Recordar un dicho: "En la sencillez y en la pobreza siempre está el gusto", incluso brilla más, sin tanta parafernalia.

Lo esencial es ver a un Cristo o una Virgen bajo el aroma de la noche cordobesa.

En estos tiempos de crisis debemos apoyar aún más si cabe a nuestras cofradías y hermandades para que no decaigan nunca y, sobre todo, para que la Semana Santa siga muy viva para siempre.

pIN MEMORIAM

nEn recuerdo de Manolo

Luque Espinosa N

***José Gimbert Cuesta

***Córdoba

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El mundo de las autoescuelas cordobesas sigue hoy de luto en el octavo aniversario (23-2-05) de la muerte de Manuel Luque Espinosa, a los 52 años, y tras una muy breve enfermedad, siendo una figura señera.

Manolo Luque fue una brillante referencia para los buenos profesionales y dejó un vacío insustituible hasta hoy, porque con él se fue una "época" y una forma de entender el mundo de las autoescuelas cordobesas, por su compañerismo, aprecio y respeto entre ellas.

Era un gran profesional, humilde, cercano y con un carácter afable, que no dudaba en ayudar y orientar a los más jóvenes que se adentraban en las autoescuelas, ilusionándolos con su "programa personal" para las enseñanzas teórico-prácticas, que todos admirábamos por los buenos resultados, muy satisfactorios para los alumnos.

El mundo de las autoescuelas supo despedirlo aquel día y hoy "recordarlo" con el mismo amor que él profesó toda su vida a este sector.

Particularmente le recuerdo como "vocal-consejero al presidente" en las dos ocasiones que yo fui presidente de las autoescuelas, dándole este especial cargo de confianza.

Estarás siempre en el recuerdo de tus amigos.

Descansa en paz merecidamente, porque fuiste un hombre bueno de verdad.