Hace semanas que no voy a una sala de cine y ya lo estoy notando. Es verdad que hubo momentos en que la asistencia al cine era algo que formaba parte de nuestra cultura y de nuestras expectativas de ocio durante los fines de semana. Era impresionante entrar en la sala y, conforme se iban apagando las luces y comenzaba la película, nosotros comenzábamos a salir de nuestra cotidianeidad para entrar lentamente en la historia que se nos ofrecía, y ahí permanecíamos hipnotizados hasta que, llegada la hora del descanso o del fin, la pantalla parpadeaba y se encendían las lámparas devolviéndonos a la realidad.

El ser humano puede prescindir de muchas cosas y seguir viviendo. Se vive peor, pero se vive. Hemos ido abandonando placeres a nuestro alcance que antes disfrutábamos por su magia y su capacidad de transportarnos hacia otras personas, otros paisajes, otras vidas. Nunca se salía --no se sale-- de un cine exactamente igual que como entramos. El cine y la memoria son dos habitaciones invisibles que atraviesan el muro y nos permiten navegar. Soñar. Conviene recordarlo ahora que ir al cine se ha convertido en algo ya no tan habitual, sino mucho más esporádico, a nuestro pesar.

Y eso que asistimos al cine generalmente como espectadores y casi nunca nos preguntamos por todo lo que hay detrás de lo que estamos viendo, pero es fácil suponer que hay que volverse locos al menos mucho más que varios minutos para plantearse poner en marcha el rodaje de una película. Es algo impresionante y estremecedor. El cine es una representación. Pero es necesario representar muy bien la vida para que llegue al espectador como una historia viva. El cine nos exige un esfuerzo, una complicidad, porque si el espectador no hace como que, si no se ve envuelto y atrapado dentro de la película, si permanece fuera a pesar de todo, entonces la magia no se produce y el cine queda suspendido. El verdadero cine no sólo consigue estremecer e involucrar, sino que permite al espectador salir de sí mismo, entrar en otra dimensión, vivir otras vidas que son nuestras.

* Profesor de Literatura