Cuando me preguntan por qué estoy en una chirigota suelo responder con una coletilla: "Después de años oyendo algunos cosas que escucho en este trabajo de periodista... ¿dónde voy a acabar si no?"

Pero bromas y chistes fáciles aparte, hay tres razones de peso para cantar (en mi caso es un decir) cuando llega el mes de febrero. Primero, porque hay cosas que no se pueden contar ni aún siendo el más sabio y experto periodista del mundo. Y sé lo que digo porque disfruto del triple privilegio de tener trabajo, tener un trabajo sobre el que hice la carrera y, encima, tener un trabajo que me hace feliz, y todo ello tras un cuarto de siglo en esta profesión y de disfrutar de una magnífica tribuna como es este periódico y, semanalmente, este artículo. Pero también es cierto que un periódico, por ejemplo, no sirve para contarle a las personas que queremos cuánto las amamos ni los amigos lo importantes que son para uno. Ya digo, hay cosas que no se pueden contar... hay que cantarlas, hay que narrarlas con música como se ha hecho en Occidente desde hace siglos, bien para sortear censores o conciencias estrechas. Segundo: porque la risa es necesaria, y más aún en estos tiempos, para sobrevivir. La risa te permite distanciarte de los problemas, relativizarlos y afrontarlos desde otro punto de vista y con otro ánimo. La risa mantiene viva y cuerda a la persona. De hecho, creo que a muchos compañeros de mi chirigota lo único que les queda es la risa después de que bancos, crisis y sistema económico les hayan quitado casi todo.

Por cierto, ese es el tercer valor de mi chirigota: los compañeros. Cada uno de su padre y de su madre, como afirma el dicho, y cada cual llegado desde las profesiones más diversas y desde los puntos más dispares de la cola del paro, pero todos unas personas excepcionales con los que es un privilegio subir a las tablas del Gran Teatro, independientemente de que allí hagamos lo que buenamente se puede en cuestión de arte, que no hay que olvidar que es solo uno de los aspectos del Carnaval.

Resumo: ¿que por qué estoy en una chirigota de Carnaval? Pues porque ayuda a hablar de las cosas y a mantenerse cuerdo.

¿No le parece algo muy serio?