Nuestra Constitución, en su artículo 2, habla de la "indisoluble unidad" de España, reconoce y garantiza el derecho a la autonomía "de las nacionalidades y regiones que la integran", y también la solidaridad entre ellas, elemento clave de cara a la configuración de un Estado social y democrático de derecho. De acuerdo con ello, el artículo 143.1 señala que "las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas". Esto dio paso al actual modelo de organización territorial: 17 comunidades y dos ciudades autónomas. Podemos considerar, pues, que el proceso ha culminado y que la expresión de futuro incluida en ese artículo ("podrán") carece de sentido en el momento presente, luego sería conveniente adecuar el contenido del texto constitucional a la realidad, aún más si consideramos las tensiones en algunas comunidades, y muy en particular lo que acontece en Cataluña.

De nuestro modelo de organización territorial se ha dicho que, en ciertos aspectos, concede mayor autonomía que un Estado federal, si bien sectores políticos y académicos han abogado por establecer tal modelo. A este debate se ha sumado la propuesta que un "grupo de reflexión" le ha presentado al PSOE de Andalucía con el título de Por una reforma federal del Estado autonómico . La base de su planteamiento reside en que el actual modelo de Estado ha sido "un punto de llegada", el resultado de los pactos de cada una de las comunidades con el Estado, y que falta "un pacto de integración" entre esas comunidades que le conceda legitimidad al actual modelo territorial. En su opinión, "ha llegado el momento de reaccionar y constitucionalizar la estructura del Estado, es decir, de definir expresamente a través de la Constitución cómo deben integrarse las distintas 'nacionalidades y regiones' en el Estado. La estructura del Estado debe estar en la Constitución y no en los Estatutos de autonomía con base en la Constitución".

Proponen un "nuevo pacto constitucional" al considerar que si bien nuestro modelo es federal desde un punto de vista material, no lo es desde una perspectiva formal, y para resolver esa discrepancia sería necesaria una reforma de la Constitución, más allá de las acometidas por algunas comunidades en sus estatutos, en algún caso con polémica como ocurrió en Cataluña. Dicha reforma, desde su punto de vista, debería tener algunos elementos fundamentales, que van desde la garantía de igualdad entre todos los ciudadanos (con respeto a la singularidad y diversidad) o la consolidación de un modelo de bienestar social y de crecimiento económico "desde la equidad y la solidaridad", hasta la necesaria reforma del Senado de modo que por fin asuma el papel asignado en la Constitución o la revitalización de la Conferencia de Presidentes, y otros relacionados bien con la colaboración interterritorial, o bien con el poder judicial y el sistema de financiación.

Nuestra comunidad, quizás como el resto de España, está más acostumbrada a la descalificación que al debate. Hasta ahora algunos comentarios sobre este documento han ido en esa línea, por considerar que no es el momento adecuado para plantear estos temas o por cuestionar la posibilidad de un modelo federal en España. Frente a esas posiciones, hay que reivindicar lo positivo del intercambio de ideas, que en momentos de crisis como éste se han aportado propuestas muy interesantes, y que Andalucía, como dijera don Antonio Domínguez Ortiz, ha estado muchas veces a la cabeza de cambios trascendentales. Por esas razones los redactores del texto consideran que "cuando los acontecimientos históricos convocan, la cita es ineludible".

* Catedrático de Historia