Leemos en la prensa que Rajoy ha ordenado guardar silencio sobre el caso Bárcenas. La noticia te produce una sonrisa floja que interrumpe una exhalación de dolor. Pero es posible que consiga la machada. Al fin y al cabo solo tiene que callar a los suyos. Luego todo enmudecerá. El pueblo llano, la gente, tiene poco que decir sobre todo este episodio. Perdidas las prioridades morales de nuestra sociedad, nadie sabe a ciencia cierta si lo que impone Rajoy es bueno o malo.

Acaso ni él mismo llegue a discernirlo. Aunque tiene bastante claro que estos asuntos tan engorrosos como la corrupción y el desvarío político se mitigan o desplazan en estos tiempos con decisiones burocráticas como la suya. En realidad, y a pesar del ruido que la calle trae a veces y que en ocasiones se cuela por las ventanas, la última palabra siempre viene dada por los gobiernos, los gurús o las sectas.

Esta sociedad desarmada ante la clamorosa ausencia de referencias morales, sin embargo, percibe día a día que esto no marcha bien. Crece el convencimiento de que con los burócratas que nos mandan en gobiernos o parlamentos no vamos a ninguna parte. O cambian mucho o los echarán a todos, si es que seguimos creyendo que el voto tiene un valor, claro.

El PP es un partido en caída (electoral) libre y el PSOE se hace agua como el hielo fuera del frigorífico. Es verosímil que de seguir así un año más, acaso no logren sumar el 50 por ciento de voto los dos juntos. Y puede que deje de ser una boutade sugerir que en 2016 o antes pudiéramos tener un presidente de Gobierno en España que no fuera de ninguno de estos dos partidos. El espejo griego esta ahí y todos podemos observar que nos cuenta. Aunque existe un reverbero más rotundo llamado Italia. Nadie previó la desaparición de la poderosa Democracia Cristiana y el orgulloso Partido Comunista de Italia. Pero se fueron al carajo ambos. Desde entonces es el populismo berlusconiano el que se hace con el poder, en tanto que la izquierda sigue sus terapias semanales de sicoanálisis. El ala más derechista de los populares seguro que coquetea con estos escenarios. ¿Y los socialistas? Tienen personas de talento dentro que les alertaran del horizonte en precipicio hacia el que marchan, aunque está por ver si corregirán el rumbo.

* Periodista