Conmemoramos este aniversario de la Constitución con el alma democrática y la entraña social golpeadas por la dureza de la crisis y por sus peores consecuencias: el desempleo y el crecimiento de la desigualdad. Pero no es tanto la crisis la que ha puesto en jaque a nuestra Carta Magna este 2012, sino el grave retroceso democrático en materia de derechos que el primer año de gobierno de Rajoy ha significado para la sociedad española y en estructuras tan sólidas como el autogobierno y las competencias de las Comunidades Autónomas, además de para el municipalismo y la autonomía local. Nunca hasta ahora hemos tenido tantas razones para vernos obligados a presentar, desde el PSOE, otros partidos de la oposición y los sindicatos, tantos recursos de inconstitucionalidad contra decretos y leyes dictados por esta derecha del PP. La sociedad española, sobre todo los colectivos más vulnerables y en sectores como los de la educación, la sanidad y los derechos laborales y de la población inmigrante, ha comenzado a percibir la peligrosa magnitud de unos recortes y el calado de la contrarreforma del PP. España, su ciudadanía, especialmente quienes menos tienen, y esa clase media que se esforzó para que sus hijos/as tuvieran un porvenir mejor que el de sus padres y abuelos, ha perdido muchísimo en muy poco tiempo. Ante esto, las mujeres y los hombres socialistas reivindicamos blindar nuestro Estado social y sus ejes de equidad y equilibrio entre unos y otros ciudadanos y territorios, así como el valor de lo público, frente a su programada demolición desde la derecha española y europea. Asistimos a un XXXIV aniversario de la Constitución que es una alerta de la ciudadanía soberana. Mareas de protestas cívicas y sectoriales, más la convocatoria de dos huelgas generales, han dicho "no" al incumplimiento de las promesas electorales; "no" a las políticas equivocadas y dañinas, injustas e inútiles del Gobierno, cuyas recetas de austeridad sin fin y sin política seria para generar empleo, lejos de encauzar la recuperación ahondan en el túnel de la recesión, que lamentablemente vemos agudizada por una reforma laboral que es una fábrica de despidos y una apisonadora de derechos. Y desde La Moncloa se limita y cerca el Estado de las Autonomías con triquiñuelas y nostalgias centralistas totalmente opuestas a los derroteros de nuestro modelo territorial.

Como socialistas nada de lo anterior podría ser dicho si antes no reconocemos, tal y como han expresado líderes del PSOE, el error de haber cedido ante la imposición de la Unión Europea de una reforma constitucional que consagraba el techo de gasto como medida de control del déficit y amargo freno a la voracidad de los mercados. Para un partido de izquierdas, esta decisión, adoptada en unas circunstancias de crítica excepcionalidad, fue uno de los pasos más complicados de su historia, pero eso no lo invalida para reivindicarse como fuerza política que, como se demuestra en Andalucía, marca su propio camino para salir de la crisis por la izquierda y preservando el modelo de convivencia que la sociedad española pactó en la Constitución de 1978 y que andaluzas/es, sin querer ser más ni menos que nadie, hemos conseguido ampliar, actualizar y proteger con el nuevo Estatuto de Autonomía. Los socialistas apelamos a la unidad y a los valores superiores de nuestra Carta Magna para llevar a buen término una suerte de rescate constitucional. Porque a nuestra Constitución tenemos que salvarla de la desesperanza y del rechazo creciente a la política, de la austeridad extrema que deshumaniza las sociedades, de las estructuras que permiten el rescate de entidades financieras que desahucian de su vivienda a la ciudadanía, y del ataque sistemático a la educación y la sanidad públicas. Desde el PSOE, con la mirada puesta en el pueblo andaluz y en la provincia de Córdoba, estamos convencidos de que una mayoría absoluta de ciudadanos/as exige unidad y eficacia para salir de la crisis y resolver el drama del desempleo, al tiempo que nos reclama participación, coherencia y transparencia en las decisiones políticas y el funcionamiento de las instituciones como el camino para una mejor representación democrática.

* Secretario PSOE-A de Córdoba y portavoz municipal socialista