Negra sombra", el poema de Rosalía de Castro (Follas Novas , 1880), se elevaba hace diez años por estas fechas otoñales como un requiem sobre las bellas tierras y mares de Galicia. Tras el desastre del Prestige ha llegado la hora de juzgar a los responsables de aquella catástrofe medioambiental, pero no a los políticos que la gestionaron, más o menos los mismos y algunos en el mismo puesto que los que están en el Gobierno actual, incluyendo a Rajoy. Pueblo paciente y mágico, como pocos de España, los gallegos han soportado históricamente el exilio, las broncas del Finisterre, la política caciquil, el minifundio agrario y el minifundio cerebral de sus más estimados dirigentes. Galicia, en sí misma, es un fin de la tierra. Para el poder central, y a pesar de la alargada sombra de Fraga durante sus años de gobierno comunitario, Galicia es un finisterre. Por eso el viejo lamento de Rosalía que hicieron suyo los anarquistas gallegos, la larga y negra sombra que nunca la abandona. Existe un catecismo apócrifo del campesino gallego en el que se refleja esa negra sombra histórica de la resignación. Pregunta: "¿Creéis en Dios?" Respuesta: "Como creer no creemos, pero haberlo haylo". Pregunta: "¿Cuáles son los enemigos del hombre?". Respuesta: "O mundo, o demonio, a carne, o cacique da parroquia, o presidente de la Diputación, o alcalde, o gobernador civil". Mi escaso conocimiento del gallego me habrá hecho cometer algunos errores lingüísticos. Hablo de memoria de ese catecismo apócrifo del labriego gallego que conocí a través del inolvidable Luís Carandell en alguno de sus libros celtibéricos. De mis lecturas de Castelao, de Castroviejo, de Valle-Inclán, de mi admirado Cunqueiro, de Torrente Ballester y de mi lejano viaje de bodas de quince días por toda la Galicia mágica y profunda guardo un amor eterno por esa tierra castigada por la Historia, por la política, por la mar, por los vientos. El poema de Paul Eluard Bonjour tristesse (cuyo título imitó Francoise Sagan), traducido al gallego por Alvaro Cunqueiro, parece haber sido escrito para esta tierra como una profunda saudade de lo que fue, ha sido y es Galicia, una nostalgia solitaria y cansada de su negra sombra eterna que es el "murmullo del río y es la noche y es la aurora". Y es el orbaio del poema de Eluard: "Bos días tristeza/Estás grabada nas liñas do teito/Estás inscrita nos ollos da que amo"... Por todo ello y como un grito solidario en aquellos momentos que atravesó Galicia hace diez años aún rememoro aquella lúgubre experiencia del "chapapote", a la que respondió una gran parte de España enviando miles de voluntarios al Finisterre a darle una lección a los políticos gallegos, a los políticos de Madrid, que reaccionaron tarde y mal ante la crisis del Prestige (¡vaya nombre para un barco tan desprestigiado!). Cuenta una historia Cunqueiro de un rey de leño de Samoa que me recuerda a Fraga. El viejo político se comportó políticamente en la gestión del desastre como un rey de leño ante un pueblo que le había dado la fidelidad de sucesivas mayorías absolutas. Hay muchos reyes de leño en estos tiempos y en todos los tiempos. Están en sus pedestales de madera viendo pasar el mundo, cogiendo la escopeta o la paleta de padel para, rodeados de sus séquitos, paladear las exquisitas distracciones del poder los fines de semana.

Cuando sucedió lo del Prestige el rey de leño de turno estuvo en Mallorca con su corte de ministros y mediáticos afines, mientras la solidaridad cívica de casi toda España luchaba en Galicia contra el maldito "chapapote". Un viejo eslogan comercial gallego es el "Galicia calidade". Pero la verdadera calidad de Galicia fue la de sus hombres y mujeres luchando contra el vertido de fuel durante más de doce horas diarias. Sin apenas recursos y sin medios nos dieron una lección que no podemos olvidar.

A la sombra del juicio que comienza estos días, Galicia ha celebrado elecciones. Yo le deseo esperanza al pueblo gallego que siempre estuvo bajo la negra sombra de la resignación histórica.

Ojalá cambie su suerte y se acompase a la letra del himno: que sea la estrella que brille y convierta a la noche en aurora.

* Poeta