Una vez más a lo largo del año (no sé cuándo empezó esto), algunos cuestionan la celebración de San Rafael. La ronda empieza. ¿Tú vas de perol? ¿Tú pones belén? ¿Tú ves la cabalgata de los Reyes Magos? ¿Te gusta la Semana Santa? ¿Tú vas de romería? ¿A ti te gustan los toros? ¿Tú celebras el día de los Santos? Y yo: "¡Perdón por las molestias!" Recuerdo aquellas turistas intelectuales que no querían ver el Cristo de los Faroles porque no eran creyentes/tas (me refiero a ellas, claro, y no a los faroles).

¿Qué hacemos con nuestras tradiciones? Sin ellas somos enseguida colonizados por otras. Jálogüin , Santa Claus, Papá Noel, hamburguesa... Las ideologías sí que son modas pasajeras. Y las creencias pertenecen a lo más íntimo de cada ser humano. ¿Ya no puedo celebrar lo que es el fondo más verdadero de mi vida, el recuerdo de mi niñez con las personas que me cobijaron y que ya no están? Si no creemos ¿deberíamos derribar todos los edificios, cuadros, música, esculturas, literatura que hagan referencia a ello? ¿Con qué nos quedaríamos? ¿Y por qué se sustituiría? ¿Y qué sucedería cuando dentro de unos siglos llegase otra generación a derribar lo que ya se ha consolidado? Es lo que ha ocurrido con ese arrasamiento de nuestro Puente Romano bajo la excusa de restauración. Si dentro de cien años se vuelve a "restaurar", nunca tendremos Puente Romano.

Sumemos a nuestra cultura lo mejor de otras culturas.

¡Ah!, y por supuesto felicitemos a nuestros Rafaeles, Rafaelas, Rafas, Rafis, Rafalines, Rafitas, Fitas- Que siga habiendo nombres para todos los gustos.

* Escritor