pPOLITICA

nCataluñay Artur Mas N

***Fernando Guerrero Barrio

***Jaén

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El Sr. Artur Mas se ha propuesto batir un récord histórico, ser el primer presidente en abrir una vía para la independencia en Cataluña, aunque para ello tenga que engañar a los ciudadanos con promesas que no se podrán cumplir, como hacer un referéndum sí o sí, seguir en Europa, o aumentar la renta per cápita de los catalanes, algo así como que Cataluña sería el país de las maravillas. El Sr. Mas ha elegido un camino equivocado que no le llevará a ninguna parte, aunque él sabe que la consulta es inviable, pero esto es solo una estrategia para desviar la atención sobre los recortes, la corrupción y su mala gestión política, social y económica con 633.000 parados y 42.000 millones de euros de déficit, y conseguir la mayoría absoluta en las próximas elecciones. No existen motivos en Cataluña ni es el momento para pedir la secesión de España, salvo el resentimiento con todo lo español como ocurriera con los toros o el afán de protagonismo de los políticos nacionalistas en cuestión, pues con la situación de crisis actual esto no beneficia a nadie aunque sí confirma el interés partidista de nuestros políticos y la mediocridad de los mismos, espero que al final predomine la sensatez y el sentido común y volvamos a la normalidad. Es lamentable que los españoles tengamos que bailar al son de los caprichos de algunos presidentes autonómicos tan dispares y prepotentes, ¡ya está bien, señores del Gobierno! Hay que reglamentar el poder autonómico y sus competencias, reestructurarlas o volver a un Estado central, al menos las cuentas estarían más controladas.

pFUNCIONARIOS

nLevántate,

Lázaro N

***Eduardo M. Ortega Martín

***Granada

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Los criterios restrictivos que introduce el Real Decreto Ley 20/2012 para el fomento de la competitividad en materia de función pública se deducen de la interpretación que hace la Administración estatal de que las horas que un empleado público pierda por no ir a trabajar por enfermedad, debe de recuperarlas, compensarlas o volver a echarlas al día siguiente. Por ello a mí se me ocurre pensar que no se le puede a uno ocurrir por ejemplo morirse sin acabar las tareas, o que el funcionario de turno que se pone enfermo un día por una indigestión en Nochebuena y no fue a trabajar al día siguiente debe de recuperar las horas antes de la cena de Nochevieja de tal manera que entre al nuevo año con todos los minutos cumplidos. Con todo esto del presentismo y otras menudencias, olvida la Administración el tiempo que pierden los empleados públicos en el teletrabajo, en su casa estudiando o en la formación continua que determinados puestos demandan para estar al día. De todo ello se deduce que valga la ironía de que a lo mejor hay que pensar en resucitar como Lázaro y andar por si acaso te fueras al otro barrio antes de hacer los deberes cumplidos, no vaya a ser que el Estado reclame a los herederos y al viudo o viuda las tareas cesantes, o las faltas de tiempo, o de presentismo, y ello conlleve una reducción proporcional de la pensión y de su haber regulador. ¿A dónde vamos a llegar? Al parecer a la privatización poco a poco de un sistema público administrativo, y su derivación hacia conceptos meramente monetaristas y utilitaristas, y poco más. La idea de servicio público queda pues por detrás, como un objetivo a conseguir, pero primero están los ratios económicos y del presentismo.