Se puede crear empleo en este país. Se puede aumentar la renta disponible de los trabajadores. Se puede blindar la inversión productiva esencial en I+D+i y educación y podemos hacerlo sin perder soberanía, es decir, sin que nos rescaten. ¿Qué piensan? Que vivo en Babia. Vale. Lo comprendo.

Reconozco que estoy profundamente aburrido de padecer esta sensación permanente de agotamiento. El grado de aburrimiento es solo comparable con el nivel de decepción que soporto. Hay pocas cosas que me interesen realmente y menos aun encuentro, de entre aquellas, alguna que despierte mi esperanza. Pero he encontrado una. Existe un documento elaborado por Antonio Quero (alto funcionario de la Unión, militante socialista, con quien trabajé el pasado año en una aventura apasionante) que defiende muy detalladamente la posibilidad real de crear tres millones de empleos en el sector privado en tres años, de reformar el sistema bancario español sin necesidad de obtener autorización de las autoridades europeas, de mantener y aumentar un nivel de inversión en investigación, desarrollo y educación que nos permita ser competitivos y aumentar el nivel de renta de las familias, reduciendo a un máximo de un 20% de los ingresos el importe de la hipoteca o el alquiler, financiado por los bancos, para que el consumo no siga desplomándose en caída libre y la actividad ecónomica se reponga con mejores perspectivas. Las armas revolucionarias que propone utilizar son la política, el consenso y la ley. El planteamiento tiene en mi opinión dos grandes virtudes: no niega el hecho de pagar lo que se debe, siempre que identifiquemos correctamente al deudor, y se dirige muy especialmente a la absolutamente empobrecida, castigada y abandonada clase media, sostén económico y social de cualquier país. He escuchado a Rosa Regàs afirmar que cuatro años de recortes (esto empezó en 2010, 2012 está poniendo una dolorosa guinda ideológica, cultivada desde la mentira), no han servido para nada. Y, desde luego, este país, condenado a soportar un nivel de mediocridad dirigente que lo está sumiendo en la desgracia, solo avanzará si invertimos en su capital humano. Necesitamos una verdadera catarsis. Muy pocos en este tiempo, ni siquiera a fuerza de poder equivocarse, han señalado una idea esperanzadora

La tesis ideológica general se reduce a dos posiciones centrales, en realidad a una: reducir el déficit para poder vivir medianamente bien, con suerte, dentro de diez años. Unos, en el gobierno hoy, predican y practican la reducción del déficit como único elemento. Otros, en la oposición hoy, plantean minimizar los efectos del recorte extendiendo el compromiso de reducción en el tiempo. Merece la pena cambiar de paradigma.

El documento Bases para un Acuerdo Nacional para la salida de la crisis y la defensa de la soberanía económica , que puede encontrarse fácil en la red (cocinademocratica.wordpress.com), despliega 54 páginas de detalles de cordura. Empieza con Roosevelt: "Es de sentido común adoptar una estrategia y probarla. Si falla, admitirlo abiertamente y probar con otra. Pero, sobre todo, intentar algo".

Lean. Difundan. Actúen. Olviden Babia y múdense a este país para que merezca su nombre.

* Asesor jurídico