Las imágenes de policías empleándose con dureza contra los manifestantes que rodeaban el Congreso de los Diputados el 25-S son una vergüenza en un Estado de Derecho. Los vídeos grabados por los ciudadanos y colgados en internet mostraban a las claras que en muchos casos la agresividad de los agentes no iba precedida por amenazas de los ciudadanos, sino más bien al contrario.

Para evitar esas fotografías, el Ministerio del Interior debería haber ordenado a los agentes una mayor contención de su violencia pero, por el contrario, está pensando en prohibir tomar fotos o vídeos a los policías en ejercicio de sus funciones. En lugar de evitar el mal, prohíben que se vea.

La polémica causada ayer por las palabras del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, le obligaron a rectificar unas horas más tarde y asegurar que es una decisión aún no tomada y que sería para los casos de riesgo.

Lo que está claro es que al Gobierno le molesta que los ciudadanos protesten y está dispuesto a callarnos a todos la boca ya sea a porrazos o a base de multas. Desde que llegó al poder, el PP no ha hecho más de que lo que muchos esperaban de ese partido: recortar la sanidad, la educación, los servicios sociales, imponer su ideología a través de los planes educativos y la distribución de fondos a las autonomías, además de, por supuesto, reprimir a todo aquel que se atreva a contradecirle.

Espero que la sociedad no se amilane antes esas amenazas y siga saliendo a calle a exigir sus derechos. Por mucho que lo intenten, no nos callarán.