La polémica sobre la capacidad nuclear de Irán que encendió, de nuevo, la política internacional recientemente no se ha revelado decisiva en los discursos de estos días durante la Asamblea General de la ONU. En la apertura de esta cita anual, Barack Obama se remitió a situarse en el lugar esperado, junto a Israel, advirtiendo al régimen iraní de que EEUU hará lo que deba para evitar que se dote de armamento atómico. En un discurso firme pero con la mano tendida al mundo árabe y musulmán, Obama ejerció de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de EEUU y de candidato a la reelección presidencial. Durante su mandato, el presidente demócrata ha demostrado que no resulta fácil llevarlo al terreno de la retórica belicista, en la que entró al trapo su rival, el republicano Mitt Romney, a cuenta de la renovada disputa entre Irán e Israel.

En su discurso ante la ONU, Obama recordó que Irán, sin primavera árabe, dista mucho de ser una democracia. Tal vez por eso, su presidente, Mahmud Ahmadineyad, desempolvó en la ONU los mismos enemigos de siempre. Su última ronda propagandística por Nueva York tuvo lugar mientras Irán detenía a los hijos de Akbar Hachemi Rafsanyani, alineados con el movimiento crítico del resultado electoral del 2009. Desde entonces, el declive económico y su apoyo al régimen sirio alimentan el descontento popular.