Muchas son las dudas, los miedos y temores que podemos tener ante unas primeras prácticas, ante el camino largo y sin luz que se acerca por el primer empleo.

Miles de preguntas invaden nuestra cabeza, qué hacer ante la aventura de un nuevo trabajo. Consejos certeros, recomendaciones menos fortuitas, palabras motivadoras frente aquellas opiniones más desalentadores, nuestros allegados más cercanos se aventuran peligrosamente para verter sus experiencias en nosotros.

Nosotros, jóvenes ilusionados, bien formados y con grandes capacidades que sin embargo nos encontramos desnudos ante la puerta de una sociedad laboral deseosa de recibirnos y por supuesto de mirarnos con lupa, tan minuciosamente como Sherlock Holmes ante un caso crucial para resolver.

Pero qué hacer para afrontar la inseguridad nacida de la poca experiencia, dónde buscar, de qué medios disponemos, quién nos puede ayudar. Personalmente mi cabeza era un mar de incertidumbre. Y para ello comenzar con buen pie se convertía en un reto difícil de superar, una primera acción en mi camino de rosas y espinas, el de en principio apariencia, y repito de nuevo apariencia, fácil y sencillo curriculum vitae.

Un paso sencillo hasta que te demuestran que como el tuyo exactamente puede haber miles. Haz que ante las mismas cualidades académicas de cientos de personas seas tú el que sobresalga.

Un segundo paso, con un curriculum perfectamente adaptado a la oferta requerida, será la tenebrosa y complicada pero en cambio muy esperada entrevista, la primera toma de contacto con la empresa, con el lugar de trabajo, el trabajo que, con la fundamental y mayor cualidad que puedo tener la motivación, quiero conseguir.

Vestuario, educación, seguridad, cercanía, sencillez, son algunas de las facultades que deben sobresalir de ti en el momento en el que te encuentras en un cara a cara con el entrevistador, un encuentro similar a aquellos del lejano Oeste, igual que la mirada intensa y penetrante de Clint Eastwood segundos antes de batirse en duelo, que hacen que tiemblen tus piernas, momento de inseguridad y nerviosismo que finalmente logras vencer para dejar salir tus mejores cualidades.

Una vez demostrado todo, el resultado puede ser aquel no esperado, y por supuesto y razonablemente invadirte el desánimo. El no se hace enorme y tú cada vez más pequeño. En cambio solo puedes pensar que siempre existía ese no, y que poco a poco va desapareciendo hasta convertirse en un vago recuerdo, como aquel que tras ser despedido de su propia empresa con 30 años consiguió finalmente reinventarse (Steve Jobs) o aquel que con tan solo 60 kilos logró levantar a todo un país (Mahatma Gandhi), aquel otro que no comenzó a hablar hasta los 3 años de edad con la consecuente preocupación de sus padres (Albert Einstein), ejemplos conocidos que nunca se rindieron, lucharon hasta perseguir un sueño que finalmente consiguió hacerse realidad.

Estas son las experiencias que a lo largo del curso de Montaner&A "engresados competentes para fomentar la empleabilidad" he podido aprender, con un equipo de profesionales y 20 compañeros de los que he aprendido jueves tras jueves en la Universidad de Córdoba. Gracias a todos por formar parte y hacernos partícipes de un proyecto pionero y ambicioso.

* Estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales de Córdoba