En el año 1997, el Ayuntamiento de Córdoba aprobó a través de la Gerencia de Urbanismo el Plan Director de Bicicletas de Córdoba, que comenzó a desarrollarse a comienzos de 1999. El documento ha servido como base para la construcción de carriles-bici en Córdoba. El ambicioso proyecto acometido a partir de 1999 supuso un antes y después en la red de carriles bici existente hasta entonces en Córdoba, habiendo llegado a tener en la actualidad un total de 52,3 kilómetros.

El Plan Director de Bicicletas de Córdoba contempla tanto el planeamiento y desarrollo del mismo, como los futuros proyectos de urbanización nuevos viales, así como de la remodelación de los existentes, debiendo aplicar dichas determinaciones y prever espacios viales reservados para la circulación de bicicletas de forma integrada en el espacio urbano, permitiendo un suficiente margen de seguridad para los usuarios de este medio de transporte. Posiblemente la urgencia por la construcción de muchos kilómetros de carril-bici en poco tiempo haya supuesto que en la actualidad exista un gran numero de carriles-bici carentes de seguridad tanto para el ciclista usuario, como para los vehículos que circulan por las vías colindantes o adyacentes, y en las que en las ultimas fechas han producido siniestros de forma reiterada en algunas de ellas, como por ejemplo Conde Zamora y Menéndez Pidal en su bajada hacia Vallellano.

El motivo del alto índice de siniestrabilidad en vías donde la instalación de carriles-bici se ha realizado sobre anteriores carriles de circulación o aparcamiento podría deberse al material utilizado para delimitar el espacio que separa el carril bici con el carril de circulación que, en la mayoría de los casos más usados recientemente, es un marmolillo con forma semicircular con unas aristas que cuando toman contacto con el neumático, lo revientan con toda seguridad, ocasionando la pérdida de control del vehículo.

En la tan manida polémica con relación a la necesidad o no de creación de nuevos carriles bici, habría que hacer las siguientes reflexiones y respuestas.

No, si es quitándole espacio al peatón. No, si contribuye al "estatus quo" que permite al vehículo motorizado monopolizar el espacio público, contaminar acústica y atmosféricamente, provocar inseguridad por accidentes, limitar las zonas de ocio, cultura, negocio, etcétera. No, prohibiendo la circulación de la bicicleta por la calzada. No, si existen otras medidas como limitar la velocidad a 30 km/h, restringir el vehículo privado y una clara apuesta por fomentar el uso del transporte público.

Sí, a la mejora en la seguridad de los carriles-bici con la eliminación de mobiliario urbano trampa. Sí, a la obligatoriedad del ciclista en el uso de elementos de seguridad como el casco, timbre, luces, etcétera. Sí, a la mejora en la conexión de los diferentes tramos existentes. Sí, a la creación de aparcamientos seguros para bicicletas en puntos sensibles de la ciudad.

Se necesitan calles seguras y conductores cívicos. La ciudad debe marcarse como objetivo el impulso de un mayor número de kilómetros de carril-bici, pero no desde la prisa o la improvisación, sino desde el profundo estudio de los proyectos, para que los nuevos a construir sean carriles bici pensados y diseñados principalmente desde la seguridad y el consenso con técnicos, ciclistas, peatones, conductores y profesionales del transporte que contribuyan a que el crecimiento ordenado de los carriles-bici consigan hacer de Córdoba una ciudad en la que conducción en bicicleta siga creciendo, pero sobre todo, practicándose de una manera segura.

* Presidente de la Asociación Provincial de Trabajadores Autónomos de Auto Taxi