Rodaron por el ágora cabezas de encuestadores. No fue lo que se daba por hecho. Se hizo polvo la mayoría absoluta del PP que se tenía por segura. Quedó en mito la incondicionalidad de los votantes de derecha: más de 400.000 de Andalucía en las elecciones generales quedaron en unos 40.000 en las andaluzas. Sobre 360.000 papeletas de la gaviota cayeron al mar de abstenciones del 38% del electorado andaluz. Arenas perdió 8 de los 9 puntos que Rajoy había sacado de ventaja al PSOE en las elecciones de 20 de noviembre. Y ya cumplido su segundo mes, el enigma andaluz sigue engordando.

Malo es, y hasta bochornoso, que el enigma triunfe en democracia. Pues su triunfo es la victoria de la nada, de las nada creíbles causas que en este caso se atribuyen a la gigantesca abstención de la derecha andaluza. Con la vibrante paradoja de que la enorme confianza depositada en el triunfo del PP, de tal, pasó a letal, sin la compañía de los votos. Tampoco vale para deshacer el enigma la política aplicada por Rajoy de diciembre a marzo, pues no fue aún radical, precisamente para no afectar al voto andaluz que tan favorable lo presentaban las encuestas. Ni aguanta el análisis ver la causa de los resultados en errores tácticos, ya "el bajo tono de la campaña andaluza", según la alcaldesa de Marbella, Esperanza Oña, o cierto don tancredismo del PP ante lo que a coro cantaban las encuestas.

Fuera cual fuese la influencia de tales hechos, no pudieron generar la abismal abstención de votantes del PP el 25-M. Solo en un punto se acierta en el análisis del enigma, pero solo a medias. Es cuando se constata un "desentendimiento relativo" de los votantes del PP ese día (Toharia, El País , 27-3-2012). "Desentendimiento" sí, indudable, pero por qué. Es la pregunta capital. A la que atiendo a continuación.

Sitúo un factor clave del fracaso del PP-A en obtener la mayoría absoluta en fallos de Arenas. Pero no tácticos, o de campaña, sino de conocimiento y estrategia. Así, creo que le faltó visión de la coyuntura política española, sobre todo de factores activados tras las elecciones del 20-N, que arriscaron posturas en el seno del PP y sacaron a la calle divisiones internas, precisamente acerca del Estado de las Autonomías. Arenas no vio que esas divisiones in crescendo acabarían afectando a las actitudes del mayor electorado regional de España, el andaluz, que tan valioso había sido para el histórico triunfo de Rajoy el 20 de noviembre y que, en horizonte crucial, debía pronunciarse en perspectiva de cuatro meses sobre la autonomía andaluza en elecciones separadas de las generales, experiencia importantísima (de la que solo había un precedente, además irrelevante), cuya complejidad y mecánica estaba lejos de conocer Arenas, según han mostrado los hechos.

Pues bien, ese plano de perplejidad y cambio en el electorado andaluz, implicaba otro, que fue, creo, el decisivo: el plano ideológico, o estado de las ideas. Fue en el que más falló Arenas, a mi juicio, al ignorar los efectos que soterradamente causaban en las diversas derechas andaluzas amalgamadas en el PP las nuevas divisiones en éste y la crisis en vuelo de la España de las Autonomías.

Proceso ese de diciembre pasado a marzo en el que, en particular, pesó mucho, en mi opinión sin duda, el dato clave e incuestionable de que lo autonómico no está en el ADN de las derechas, absorbidas por el PP: Fuerza Nueva de Blas Piñar, Alianza Popular de Fraga, la UCD de Suárez --autora del mayor ataque realizado contra la autonomía andaluza, con aquel "Andaluz este no es tu referéndum", de l980--, y el Partido Popular de Aznar.

Sostengo que el trastorno ideológico, subterráneo y creciente, en esos estratos de las derechas que aglutina el PP en Andalucía pudo ser el factor determinante, único capaz de producir el desentendimiento masivo que se dio en las urnas andaluzas el 25 M, con hemorragia de más de 360.000 abstencionistas respecto a las generales.

Cuenta, además, el siguiente dato de coyuntura, que no estaba sólo y creo dice mucho de la radicalidad que ya alcanzaba esa división interna en altas esferas del PP precisamente en torno a la España de las Autonomías, y que obviamente calaba Despeñaperros abajo y se extendía por las derechas andaluzas. El dato es este: "El vicepresidente del PP en el Parlamento Europeo, Alejo Vidal Cuadra, afirma, en la presentación de su libro Agenda urgente para recomponer España , que el Gobierno de Rajoy no ha realizado la medida más importante: eliminar el 'ruinoso Estado de las Autonomías'" (Intereconomía , 14-4-2012).

* Catedrático de Derecho

Constitucional jubilado