La verdad es que la crisis va en serio y, a medida que pasa el tiempo, somos más conscientes de una de las causas que han influido con fuerza en la catástrofe: la irresponsabilidad de aquellos dirigentes que no supieron administrar bien sus ámbitos institucionales y que, poco a poco, nos fueron despeñando por el tobogán de las desgracias. Está claro que cuenta mucho la responsabilidad personal en el desempeño de nuestras obligaciones, sobre todo, cuando las decisiones afectan a grandes colectivos. Y ahora, ¿qué? Ahora, a exigir esas responsabilidades y a tomar buena nota de las que nos correspondan. En medio de la vorágine, releo las recetas que ofrece Leopoldo Abadía en su última obra, ¿Qué hace una persona como tú en una crisis como ésta? , una serie de consejos prácticos para gestionar la economía familiar y buscar trabajo. No tienen desperdicio. Primero, analice sus posibilidades. Si está en paro, es imprescindible que busque empleo con ahínco. Quizá también sea un buen momento para intentar formarse. Siempre es bueno hacerlo y, sin duda, será una buena inversión a la larga. Segundo, tenga sentido común. No haga locuras. Hay gente que, a base de no dormir, ha sacado grandes ideas. Tercero, pelee con ahínco, es decir, luche con uñas y dientes para sacar partido de esta situación. No todo es tan negro como imagina. Cuarto, actúe con prudencia. No se pase ni por audaz ni por cobarde, conseguirá dar pasos fiables si piensa con la cabeza y utiliza el sentido común. Quinto, no se fíe de los listillos, de aquellos que saben cuándo se acabará esta crisis: no es verdad. La única referencia que debe seguir es que hay cinco millones de parados. Cuando ese dato baje varios trimestres, la cosa mejorará. Sexto, busque apoyos: la familia, los amigos, los parientes. Ellos pueden ayudarle o quizás le ayuden a sacar ideas. Y usted también puede ayudarle a ellos. Séptimo, esté preparado: subirán todos los impuestos que se imagine. Vaya organizándose para ello y no se sorprenda cuando llegue el día. Octavo, hágase esencial.

En principio, nadie es imprescindible en su trabajo, pero haga todo lo posible para serlo de forma decente. Noveno, piense en los demás. Es ahora cuando la moda de la solidaridad llega a su verdadera naturaleza: quien piensa en los demás, intenta ayudar en la medida de sus posibilidades. Décimo, defienda la honestidad. Compórtese con decencia y dé ejemplo de cómo hacer las cosas de forma optimista y realista.

He aquí, un decálogo práctico contra la crisis. Son recetas fáciles y en buena parte sencillas. Seguro que, aplicadas con acierto, darán su fruto.

*Periodista